La Fundación Española del Corazón (FEC) recuerda que enfrentarse a un nuevo curso laboral tras la relajación y la liberalización de tensiones durante las vacaciones puede suponer para muchos una tensión emocional que, en según qué grado, puede funcionar como un factor de riesgo cardiovascular.
El estrés emocional durante un largo periodo, combinado con factores de riesgo cardiovascular tradicionales, tales como la hipertensión, la diabetes o la obesidad, puede aumentar el riesgo de padecer accidentes cardiovasculares, especialmente coronarios. Tal y como indica el Dr. Agustín Pastor, tesorero de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), “los factores estresantes de tipo psicológico como la ira, la ansiedad, trastornos emocionales, el estrés laboral, no sólo en tiempos de crisis como el actual, sino también dependiente de condiciones laborales con escasa motivación o alta exigencia, pueden actuar de forma aguda como factores precipitantes de eventos cardiovasculares, especialmente en personas con factores de riesgo clásicos o con enfermedad cardiaca conocida.”
El estrés laboral, especialmente en momentos de inestabilidad económica como los actuales, puede precipitar eventos cardiovasculares adversos. Según el estudio “Job strain and risk of acute recurrent coronary heart disease events” publicado en JAMA, el riesgo de infarto puede multiplicarse por 6 en las 24 horas siguientes a un trabajo con una alta exigencia de fechas límite o niveles elevados de tensión laboral o, por el contario, trabajos con baja capacidad de estímulo pueden aumentan el riesgo de episodios coronarios.
Aprovechando los buenos hábitos que se han podido ir adquiriendo durante el periodo vacacional, la FEC sugiere algunas medidas preventivas para evitar el estrés emocional y hacer que la vuelta al trabajo sea beneficiosa para nuestro corazón.
1. Positividad vs. negatividad
La positividad y el buen estado de ánimo que se generan durante las vacaciones pueden favorecer que ante una situación laboral estresante, se prioricen los aspectos positivos de cada momento. Ante un problema, el ser humano tiende a apartar los aspectos positivos, exagerando los negativos y, por lo tanto, creando una situación de ansiedad. Por ello, es recomendable mantener el buen humor, ser objetivos y realistas, y evitar comportamientos o pensamientos negativos que puedan desencadenar en malas caras o tensiones, para favorecer la empatía y el buen ambiente de trabajo. “Es importante reforzar las conductas positivas de las personas de nuestro entorno, con aprobación, halagos, sonrisas, pequeños detalles, etc. y corregir las conductas negativas de las personas de nuestro entorno, dándoles la información a tiempo y nuestra desaprobación, pero sin broncas, sin culpas, ni otros castigos”, afirma el Dr. Pastor.
2. Planificación del tiempo
Es importante saber organizar y gestionar el tiempo, así como destinar parte de él para realizar las actividades que a cada uno le ayuden a desconectar del trabajo. Después de haber tenido tiempo para realizar aquellas actividades que nos gustan y nos ayudan a sentirnos mejor durante el periodo estival, hay que encontrar el tiempo y el momento en el nuevo ritmo laboral para poder seguir realizándolas. Por lo tanto, es recomendable saber encontrar aquellas actividades que nos ayudan a romper con la actividad profesional y fomentan la vida social y familiar.
3. Controlar las horas de descanso
Durante las vacaciones solemos aprovechar para descansar más horas y sentirnos más descansados. Dormir ocho horas al día es fundamental para sentirse bien a lo largo del día y rendir lo suficiente. Por ello, intentar seguir con el hábito de dormir ocho horas diarias durante este nuevo periodo hará que nos sintamos mejor, estemos más descansados, y la actitud ante un problema o contratiempo sea más favorable para nuestra salud cardiovascular.
4. Practicar actividad física
“La práctica de actividad física regular, por ejemplo 30 minutos al día, puede ser beneficiosa para la salud mental y cardiovascular”, sugiere el Dr. Pastor. “La práctica moderada de algún deporte o ejercicio físico ayuda a relajarnos”, prosigue. Por ello, tras las vacaciones hay que seguir realizando actividad física periódica para descargar tensiones, levantar el estado de ánimo y olvidar las preocupaciones. La práctica de algún deporte 3 o 4 veces por semana no sólo es beneficiosa para nuestra salud mental, sino que también ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, así como a reducir factores de riesgo cardiovascular como la obesidad o el sedentarismo.
5. Seguir una alimentación saludable
La alimentación es la clave del funcionamiento de nuestro organismo. Por ello, seguir una dieta equilibrada, así como una alimentación adecuada que garantice a cada hora el aporte de nutrientes necesario para que nuestro organismo funcione correctamente, hará que nos sintamos mejor con nosotros mismos. Después de haber tenido más tiempo para cocinar y haber adquirido hábitos alimenticios más saludables durante las vacaciones, es el momento para mantenerlos durante el nuevo curso laboral. Si seguimos comiendo pescado, legumbres, fruta, verduras, cereales, etc. nos sentiremos mejor, con más energía, y favoreceremos la prevención de factores de riesgo cardiovascular como la diabetes o la hipercolesterolemia.
6. Fomentar la relajación
Tras un periodo de relajación y desconexión de los problemas, la vuelta al ritmo laboral no puede impedir que encontremos momentos donde nos podemos seguir relajando. La relajación es muy beneficiosa y necesaria para dedicarse tiempo a uno mismo, así como para ayudar a controlar los nervios y la respiración, y favorecer la liberación de tensiones nerviosas que nos pueda producir el día a día laboral. Según el Dr. Pastor, “practicar la relajación con asiduidad en los momentos en los que nos encontramos peor, dedicándonos algún tiempo a nosotros mismos puede ayudar a prevenir consecuencias negativas. El yoga, la meditación, el estudio de la respiración, la relajación muscular o clases específicas de reducción del estrés proporcionadas por profesionales basadas en técnicas de “mindfulness”, son técnicas que ayudan a combatir el estrés y sus efectos negativos sobre el sistema cardiovascular”.