Con motivo de la conmemoración, mañana, del Día Mundial Sin Tabaco, la Fundación Española del Corazón (FEC) quiere destacar los resultados de un estudio realizado en Alemania que demuestra que la ley antitabaco ha reducido notablemente los ingresos hospitalarios relacionados con el consumo del tabaco. Así, tras el primer año de aplicación de esta ley, los ingresos hospitalarios por angina de pecho han disminuido en un 13.3% y los ingresos por infarto de miocardio en un 8.6%.
El estudio, llevado a cabo por investigadores de la Darmotuh Medical School en Estados Unidos y que ha contado con una muestra de más de 3.7 millones de personas, ha sido publicado recientemente y ha analizado la tasa de hospitalización por angina de pecho y por infarto agudo de miocardio un año después de la implementación de la ley.
Además de la reducción de la incidencia de enfermedades relacionadas directamente con el consumo del tabaco, el estudio también ha revelado una notable disminución del gasto hospitalario. Así, el coste por ingresos hospitalarios del ingreso por angina de pecho ha disminuido en un 9.6%, con un ahorro de 2.5 millones de euros, mientras que la reducción del coste por infarto ha sido del 20.1%, es decir, de 5.2 millones de euros.
“Se ha demostrado que existe una clara relación entre la disminución de la prevalencia de tabaquismo y la incidencia de enfermedades cardiovasculares”, señala el Dr. Jaime Fernández de Bobadilla, coordinador del Grupo de Trabajo de Tabaco de la Sección de Cardiología Preventiva y Rehabilitación de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). “Tenemos constancia de otros estudios que han objetivado, además, una reducción de entre un 10% y un 20% en la incidencia del infarto en los meses siguientes a la implementación de las leyes que regulan el consumo del tabaco, principalmente entre los jóvenes y los fumadores pasivos. En Escocia, por ejemplo, con una ley más restrictiva que la alemana, se ha demostrado que la reducción de los ingresos hospitalarios por infarto de miocardio es del 17%”, afirma el Dr. Fernández de Bobadilla.
Según datos del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), compartidos por la Encuesta Nacional de Salud 2006, el consumo de tabaco provoca cerca de 50.000 muertes anuales. En España mueren anualmente 6.200 fumadores pasivos al año, de los cuales, 5.000 fallecen por aspirar el humo en su propio hogar.
El consumo de tabaco es el factor de riesgo cardiovascular más importante. La incidencia de la patología coronaria en los fumadores es tres veces mayor que en el resto de la población y entre el 20 y el 25% de la enfermedad cardiovascular es atribuible al tabaco. “La probabilidad de padecer una enfermedad de corazón es proporcional a la cantidad de cigarrillos fumados al día y al número de años en los que se mantiene este hábito nocivo. Por ello, los jóvenes que comienzan pronto con el hábito tabáquico multiplican las posibilidades de desarrollar algún tipo de enfermedad respiratoria, cáncer o complicación cardiovascular. Pero sobre todo, al dejar de fumar, el riesgo de tener enfermedades disminuye rápidamente”, destaca el Dr. Fernández de Bobadilla.
Además, el consumo de tabaco también provoca una reducción del calibre de las arterias coronarias, dificultando el riego del corazón. Existen componentes del humo del tabaco que han sido claramente incriminados como agentes perjudiciales para el sistema circulatorio. De estos, los que más relevancia tienen son el monóxido de carbono y la nicotina.
El humo del tabaco, incluso en cantidades pequeñas como las que inhalan los fumadores pasivos, produce un gran aumento de la capacidad de la sangre de formar coagulos dentro de las arterias coronarias que llevan la sangre al corazón y, por tanto, de producir una obstrucción de las arterias coronarias lo que lleva al infarto de miocardio.
“Desde la Fundación Española del Corazón queremos seguir instando a la población para que dejen de fumar recomendamos que los fumadores busquen ayuda profesional y que eviten fumar mientras estén cerca de otras personas, ya que el tabaquismo pasivo es igualmente perjudicial por el aire contaminado, especialmente entre los niños”, informa el doctor Fernández de Bobadilla. “El abandono del tabaco tiene efectos instantáneos en la disminución del riesgo cardiovascular y a los cinco años sin fumar el riesgo se equipara al de una persona no fumadora. Por el contrario, según demostró el estudio TABARCA, las personas que sufren un infarto y que son fumadoras lo hacen 12 años antes que las que no lo son”.
“Aunque en España todavía no se ha estudiado directamente el efecto de la aplicación de la ley antitabaco sobre la reducción de la enfermedad cardiovascular, se calcula que gracias a la restricción del humo del cigarrillo en lugares públicos, se salvan cada año 1.000 vidas entre los no fumadores. Si además conseguimos que la gente deje de fumar en el hogar, estas cifras aumentarán notablemente”, concluye el Dr. Fernández de Bobadilla.