Desde el punto de vista cardiovascular, el estrés por sí mismo y de forma aislada no supone un riesgo para nuestro corazón. Sin embargo, se encuentra frecuentemente unido a otros factores de riesgo, como la hipertensión arterial, el sedentarismo, la hipercolesterolemia y la obesidad debidos a una alimentación inadecuada (comemos para disminuir la ansiedad), y probablemente también al consumo de tabaco. En estos casos, el estrés sí supone un verdadero factor de riesgo cardiovascular, pudiendo ser un desencadenante de un accidente coronario. Por ello, el ejercicio físico se manifiesta como un efectivo mecanismo para controlar y reducir los niveles de estrés.
Desde el punto de vista cardiovascular, el estrés por sí mismo y de forma aislada no supone un riesgo para nuestro corazón. Sin embargo, se encuentra frecuentemente unido a otros factores de riesgo, como la hipertensión arterial, el sedentarismo, la hipercolesterolemia y la obesidad debidos a una alimentación inadecuada (comemos para disminuir la ansiedad), y probablemente también al consumo de tabaco. En estos casos, el estrés sí supone un verdadero factor de riesgo cardiovascular, pudiendo ser un desencadenante de un accidente coronario. Por ello, el ejercicio físico se manifiesta como un efectivo mecanismo para controlar y reducir los niveles de estrés.
El ejercicio ideal
Se recomienda la práctica regular de ejercicio de intensidad moderada (ejercicio aeróbico): caminar, marchar, nadar, bailar, montar bicicleta, de 30 a 60 minutos al día y al menos de tres a cinco días por semana.
Beneficios de la práctica deportiva
- Muchas de las repuestas que se producen como adaptación a la práctica regular del ejercicio físico promueven una reducción del nivel de ansiedad, y un mayor control del estrés emocional. La gente que hace más deporte suele ser más tranquila, y afronta los problemas de una forma más pausada.
- Factores como la mejora de la autoimagen o la producción de determinados neurotransmisores a nivel cerebral (endorfinas), facilitan el control del estrés y nos producen sensación de placer y bienestar.
- Además, uno de los efectos que más ayudan a que el ejercicio controle el estrés, es su actividad sobre el sistema nervioso. El ejercicio físico hace que los receptores sobre los que actúa la adrenalina sean más sensibles a estas moléculas. Es decir, que con menor cantidad de adrenalina se produzca un mismo efecto. De este modo, los niveles de adrenalina circulantes son cada vez menores influyendo no sólo en el estrés, sino también en factores de riesgo como la hipertensión arterial.
Qué precauciones tomar
El ejercicio y el deporte pueden ser una causa de estrés si se impone el espíritu competitivo. Evitar este tipo de situaciones en pacientes cardiovasculares es muy importante.