Infecciones, traumatismos y envejecimiento. Las válvulas del corazón pueden dañarse y ocasionar esta dolencia. Una prueba sencilla puede detectar las causas y prevenirla.
Infecciones, traumatismos y envejecimiento. Las válvulas del corazón pueden dañarse y ocasionar esta dolencia. Una prueba sencilla puede detectar las causas y prevenirla.
¿Qué es una valvulopatía?
Las valvulopatías son las enfermedades propias de las válvulas del corazón. La función de las válvulas del corazón es abrirse y cerrarse correctamente durante el ciclo cardiaco. Esto permite el paso de la sangre de una cavidad a otra y que pueda avanzar sin retroceder.
Las válvulas pueden estropearse por infecciones, por traumatismos, por envejecimiento, etc. Hace años, la causa fundamental era la fiebre reumática, una enfermedad infrecuente ahora en los países desarrollados.
En la actualidad, como consecuencia del aumento de la esperanza de vida, han aparecido otras formas de valvulopatía. La más frecuente es la valvulopatía degenerativa en pacientes ancianos, que consiste en el envejecimiento, endurecimiento y calcificación de las válvulas, lo que limita su movilidad y afecta a su funcionamiento. Hay que tener en cuenta que las válvulas se abren y se cierran unas 60 veces por minuto, así que una persona de 70 años habrá realizado ese movimiento… ¡más de 2.000 millones de veces!
El diagnóstico más exacto de todas las valvulopatías se hace por ecocardiograma, una técnica de imagen que puede valorar exactamente qué válvula está enferma, cuál es la causa y la gravedad de la afectación.
Las cuatro válvulas del corazón que pueden tener enfermedades son:
- Válvula mitral: separa la aurícula izquierda del ventrículo izquierdo
- Válvula aórtica: separa el ventrículo izquierdo de la arteria aorta
- Válvula pulmonar: separa el ventrículo derecho de la arteria pulmonar
- Válvula tricúspide: separa la aurícula derecha del ventrículo derecho
Gradación de la severidad de la valvulopatía
La gravedad o severidad de las valvulopatías se clasifican en 3 grupos:
- Ligera: afectación mínima que no requiere nunca tratamiento y solo un seguimiento
- Moderada: que requiere un seguimiento más estrecho y en algunas ocasiones precisa tratamiento
- Severa: necesitará tratamiento quirúrgico siempre y cuando se cumplan una serie de requisitos asociados