Consiste en la sustitución del corazón que presenta una enfermedad terminal por el corazón sano de una persona fallecida. Aunque tras el trasplante cardiaco existen riesgos, como la infección o el rechazo, la calidad y expectativa de vida ha mejorado mucho en los últimos años.
Consiste en la sustitución del corazón que presenta una enfermedad terminal por el corazón sano de una persona fallecida. Aunque tras el trasplante cardiaco existen riesgos, como la infección o el rechazo, la calidad y expectativa de vida ha mejorado mucho en los últimos años.
¿En qué consiste el trasplante cardiaco?
Es la sustitución del corazón, cuando presenta una enfermedad terminal del músculo cardiaco, por el corazón sano de una persona fallecida. El donante tiene criterios de muerte cerebral, incluyendo ausencia de respiración espontánea, y mantiene sus funciones básicas por estar conectado a un respirador.
¿Cuándo se realiza el trasplante cardiaco?
El trasplante cardiaco está indicado en pacientes con insuficiencia cardiaca terminal (el corazón no se contrae adecuadamente, bombeando muy poca sangre a cuerpo), con mala calidad y mala expectativa de vida, y sin respuesta al tratamiento médico óptimo o a la cirugía convencional.
La mayoría de las trasplantes se hacen en pacientes con enfermedad terminal del músculo cardiaco (miocardiopatía dilatada o isquémica), con una función muy deprimida del ventrículo izquierdo. Con menos frecuencia se indica en otras situaciones especiales que producen daño irreversible del corazón y en algunas cardiopatías congénitas.
Evaluación pretrasplante
En aquellos pacientes en los que el trasplante tiene menor probabilidad de prolongar la expectativa de vida, por un aumento de complicaciones (por ejemplo, infección activa), por una expectativa de vida limitada (por ejemplo, comorbilidades), o consumo de tóxicos (tabaco, alcohol, drogas psicoactivas) no se indica el trasplante.
Se debe evaluar la presencia de otras condiciones médicas antes de elegir a una persona para trasplante:
- Hipertensión pulmonar irreversible (aumenta el riesgo de fallo ventricular derecho en el posoperatorio inmediato, por lo que se debe evaluar si esta se puede controlar con medicamentos para así elegir a los pacientes).
- Infección activa o cáncer. El trasplante está contraindicado por el riesgo de empeorar la situación clínica a consecuencia de la medicación que se debe tomar tras el mismo.
Se deben evaluar otras condiciones de forma individual con cada paciente:
- Edad (se debe evaluar el riesgo propio de cada paciente entre los 55 y 60 años)
- Diabetes (se deben elegir aquellos pacientes que no presentes complicaciones asociadas a la diabetes)
- Enfermedad pulmonar avanzada
- Enfermedad hepática avanzada (aumenta el riesgo de muerte antes y posterior al trasplante)
- Enfermedad renal crónica (el uso de medicamentos inmunosupresores tras el trasplante puede empeorar la función renal al ser tóxicos para el riñón)
Riesgos del trasplante
Los principales riesgos del trasplante son:
- Rechazo agudo. La reacción del organismo ante un órgano que les ajeno produce una reacción defensiva (inmune) que, si no es controlada, puede destruir ese órgano. Por eso es necesario administrar medicamentos que disminuyen la respuesta inmunitaria (inmunosupresores), como ciclosporina A, corticoides y otros. El rechazo es más frecuente en los primeros meses.
- Infecciones. Las infecciones son la principal causa de muerte después del trasplante cardiaco. Por eso hay que mantener un equilibrio con la inmunosupresión: si es escasa habrá rechazo, si excesiva, infecciones.
- Enfermedad coronaria. Esta enfermedad evoluciona lentamente y suele aparecer de forma tardía.
- Cáncer. Los medicamentos inmunosupresores aumentan el riesgo de cáncer en el trasplantado. Excluyendo el cáncer de piel, la incidencia media es del 4% de los pacientes trasplantados, mucho mayor que la esperada en el resto de la población con edad similar.
- Toxicidad por los inmunosupresores. Algunos de estos medicamentos pueden producir hipertensión arterial, insuficiencia renal o insuficiencia hepática.
Pronóstico del trasplante
Si se tienen en cuenta todos los trasplantes realizados desde que se consolidó el programa de trasplante cardiaco en España (1984), la supervivencia media es mayor del 60% a los 5 años y del 50% a los 10 años. En los últimos años los resultados son mucho mejores. Actualmente se supera la supervivencia del 70% a los 5 años. El trasplante cardiaco supone una posibilidad de tener una vida activa y razonablemente normal para pacientes que, sin este tratamiento, tendrían una muy mala expectativa de duración y calidad de vida.