Los avances en el diagnóstico y tratamiento de los niños con cardiopatía congénita o adquirida han permitido que se consigan niveles de calidad y esperanza de vida similares a los de los menores que no las padecen. Sin embargo, la decisión de que un niño pueda hacer deporte se tomará tras valorar cada individuo, ya que existen casos en los que ésta debe ser limitada e incluso prohibida. El médico de familia, el cardiólogo o médico deportivo deben consensuar su decisión con la familia y el propio paciente.
Los avances en el diagnóstico y tratamiento de los niños con cardiopatía congénita o adquirida han permitido que se consigan niveles de calidad y esperanza de vida similares a los de los menores que no las padecen. Sin embargo, la decisión de que un niño pueda hacer deporte se tomará tras valorar cada individuo, ya que existen casos en los que ésta debe ser limitada e incluso prohibida. El médico de familia, el cardiólogo o médico deportivo deben consensuar su decisión con la familia y el propio paciente.
El ejercicio ideal
El ejercicio físico recomendado varía según el tipo de lesión que presente el enfermo y, sobre todo, del grado de afectación funcional que padezca. Hay que precisar que los pacientes operados podrán también realizar deporte tras el postoperatorio, una vez valorada su situación. Del mismo modo, se han de considerar los potenciales efectos negativos del deporte elegido y del entrenamiento que se requiere, siempre teniendo en cuenta -al hacer recomendaciones- la diferencia que hay entre las actividades físicas recreativas y el deporte de competición.
Beneficios de la práctica deportiva
- Puede ser una herramienta de integración del paciente con otros chicos y chicas de su edad.
- Mejora el estado físico del paciente.
Qué precauciones tomar
- En los casos de comunicación interauricular, interventricular o ductus arterioso, el ejercicio está contraindicado sólo cuando el “cortocircuito” sea grande o cuando exista hipertensión pulmonar. Lo mismo ocurre con los que, tras una operación exitosa, están sanos o con lesiones mínimas.
- Para los niños que sufren estenosis pulmonar o estenosis aórtica se contraindica el ejercicio físico intenso y/o el deporte de competición (si las lesiones son de grado moderado o severo). Cuando son leves, en principio no existen restricciones para el ejercicio.
- Los niños con cardiopatía cianógena no pueden realizar ejercicios que impliquen grandes esfuerzos, salvo los que, tras la operación, gozan de una corrección total y sí pueden realizar todo tipo de actividades.
- Los niños con miocardiopatía hipertrófica tienen más riesgo de sufrir muerte súbita. Al ser imposible determinar qué tipo de pacientes con este diagnóstico están en riesgo se aconseja ser cautos sobre la cantidad de ejercicio a realizar y contraindicar los deportes de competición, sobre todo si implican un esfuerzo muy intenso.
- El prolapso de la válvula mitral no presenta ninguna contraindicación para hacer ejercicio o deporte de competición. Sólo se aconseja que se practique con moderación cuando el prolapso sea sintomático o se acompañe de insuficiencia mitral moderada o severa.
- Para la hipertensión arterial, que es bastante extraña en los más pequeños, no está contraindicada la actividad física; más bien resulta beneficiosa. Sólo hay una excepción y son los casos de hipertensión severa en los que no se deben elegir deportes estáticos que suelen subir bruscamente la tensión arterial.
- La enfermedad de Kawasaki es la causa más frecuente de alteraciones coronarias en el niño y para ella se contraindica el ejercicio intenso por el riesgo de muerte súbita.
- La presencia de trastornos del ritmo cardiaco no supone la imposibilidad de hacer ejercicio, a menos que las arritmias sean sintomáticas. Si la frecuencia cardiaca -en reposo y durante el ejercicio- es adecuada, podrá llevarse a cabo porque no se compromete de antemano el gasto cardiaco.