La mayoría de los pacientes cardiacos, no sólo los portadores de válvulas cardiacas artificiales, llamadas prótesis, o de stents, pueden hacer ejercicio físico, con el requisito previo de hacerse una prueba de esfuerzo o ergometría. Si se continúa realizando ejercicio, es conveniente practicar una prueba de esfuerzo con una periodicidad al menos anual (o cuando su cardiólogo lo prescriba), dado que la enfermedad puede variar su curso y ser necesario tener que rebajar la intensidad del ejercicio o, como en la mayoría de los casos, podrá incrementarse la intensidad por efecto del entrenamiento físico. Una vez realizada la prueba de esfuerzo el paciente debe saber qué tipos de ejercicio o deporte puede practicar (lo que debe hacerse siempre según las prescripciones de su cardiólogo). Lo ideal es que este ejercicio o deporte se realice en relación con una Unidad de Rehabilitación Cardiaca, donde hay equipos multidisciplinares que están especializados en entrenamiento físico del paciente cardiaco.
La mayoría de los pacientes cardiacos, no sólo los portadores de válvulas cardiacas artificiales, llamadas prótesis, o de stents, pueden hacer ejercicio físico, con el requisito previo de hacerse una prueba de esfuerzo o ergometría. Si se continúa realizando ejercicio, es conveniente practicar una prueba de esfuerzo con una periodicidad al menos anual (o cuando su cardiólogo lo prescriba), dado que la enfermedad puede variar su curso y ser necesario tener que rebajar la intensidad del ejercicio o, como en la mayoría de los casos, podrá incrementarse la intensidad por efecto del entrenamiento físico. Una vez realizada la prueba de esfuerzo el paciente debe saber qué tipos de ejercicio o deporte puede practicar (lo que debe hacerse siempre según las prescripciones de su cardiólogo). Lo ideal es que este ejercicio o deporte se realice en relación con una Unidad de Rehabilitación Cardiaca, donde hay equipos multidisciplinares que están especializados en entrenamiento físico del paciente cardiaco.
En el caso de los stents, puede ocurrir que, según cada paciente, haya que estar un tiempo determinado en el que no pueda realizarse ejercicio (puede variar entre 2 semanas y 3 meses). Pero, pasado este período, se realiza una prueba de esfuerzo y, en base al resultado, puede iniciarse la actividad física.
Además, está comprobado que los pacientes cardiacos que hacen ejercicio físico habitual, cumpliendo estos requisitos, controlan mejor sus factores de riesgo y tienen una morbilidad y mortalidad más bajas que los que no lo hacen.
Por lo tanto, y como resumen, tanto si es portador de prótesis valvulares cardiacas o stents como si tiene cualquier enfermedad cardiaca, el ejercicio físico no sólo puede realizarlo sino que debe realizarlo, siempre que sea bajo la supervisión de una Unidad de Rehabilitación Cardiaca o, en su defecto, de su cardiólogo, pero siempre en base al resultado de la prueba de esfuerzo, de donde debe deducirse el ejercicio que puede realizar y la intensidad del mismo.
Precauciones
En muchos portadores de prótesis valvulares cardiacas es normal que se les prescriba anticoagulantes. En dichos casos, el único problema que hay para practicar ejercicio físico es que, en caso de accidente, al estar anticoagulados podrían tener un mayor sangrado o, incluso, hemorragias de mayor cuantía. Por lo tanto, lo que debe hacerse en caso de que se esté anticoagulado es evitar los deportes de competición o los muy intensos, que es donde se producen la mayor parte de accidentes y, siempre antes de realizar cualquier tipo de deporte o ejercicio físico, consultar con su médico, que, teniendo en cuenta su enfermedad y el grado de anticoagulación a que está sometido, es quien sabe si puede realizar ese tipo de deporte.