A pesar de la escasez de estudios en este terreno, es una evidencia que la respuesta al ejercicio físico en la mujer tiene características diferentes respecto al hombre. Las causas que se apuntan para justificar este vacío científico son la tardía incorporación de la mujer a la práctica deportiva y su escasa participación respecto a la actividad física masculina.
A pesar de la escasez de estudios en este terreno, es una evidencia que la respuesta al ejercicio físico en la mujer tiene características diferentes respecto al hombre. Las causas que se apuntan para justificar este vacío científico son la tardía incorporación de la mujer a la práctica deportiva y su escasa participación respecto a la actividad física masculina.
Aunque existen factores biológicos que limitan su potencia (masa muscular, talla, etc.), resulta innegable que las mujeres están mejorando su condición física en una progresión mucho mayor que los hombres. Aún así, se aprecian diferencias morfológicas, respiratorias, de termorregulación y de cualidades motoras entre ambos sexos. En cuanto a las peculiaridades cardiovasculares de la mujer, las principales son las siguientes:
- Las limitaciones más importantes vienen derivadas de factores anatómicos, ya que sus vísceras son más pequeñas que las del hombre.
- Al tener menor desarrollo de la caja torácica y un corazón más pequeño, la mujer cuenta con menor cantidad de sangre y volumen sistólico (cantidad de sangre que expulsa el corazón cuando se contrae para demandar oxígeno).
- Su frecuencia cardíaca (pulsación del corazón por minuto) es mayor, lo que redunda en un menor gasto cardíaco.
- El menor tamaño del corazón se debe a la suma de varios factores: menor superficie corporal y masa magra, repercusión de las hormonas sexuales (estrógenos) sobre el crecimiento del corazón y diferente respuesta de la tensión arterial durante el ejercicio.
- La mujer presenta menor concentración de hemoglobina en sangre (15% menos) y del número de hematíes, lo que equivale a una menor capacidad de transporte del oxígeno sanguíneo.