Ciervos, corzos, cigüeñas, tritones y rapaces son sólo parte de la diversa fauna que acompañarán al viajero durante su travesía por esta Vía Verde enmarcada por las aguas limpias de los ríos toledanos, los imponentes viaductos, numerosos túneles y las vías de un tren que nunca llegó a transitarlas.
Ciervos, corzos, cigüeñas, tritones y rapaces son sólo parte de la diversa fauna que acompañarán al viajero durante su travesía por esta Vía Verde enmarcada por las aguas limpias de los ríos toledanos, los imponentes viaductos, numerosos túneles y las vías de un tren que nunca llegó a transitarlas.
©Fundación de los Ferrocarriles Españoles
{tab=Ficha técnica}- Localización:
- Entre las Estaciones de Calera y Chozas (Renfe) y Santa Quiteria. Toledo
- Longitud:
- 52 km
- Usuarios:
- A pie, en bicicleta, a caballo y discapacitados en silla de ruedas
- Tipo de firme:
- Verde de firme mixto: asfalto y zahorra compactada.
- Medio natural:
- Valle del Tajo, embalse de Azután. Dehesas de El Arco. Valle del San Martín. Sierra de Altamira. Jarales. Paisajes de Bolos Graníticos.
- Infraestructura:
- Vía Verde. 6 viaductos. 18 túneles
- Más información:
- Cartografía:
Mapa Militar de España. Escala 1:50.000. Hojas 626, 654, 682 y 708.
Mapa Oficial de Carreteras.
Ministerio de Fomento.
Km 0
El recorrido se inicia a 380 m de altitud en el mismo andén de la solitaria estación de Renfe de Calera y Chozas (Toledo), paso obligado para los raudos trenes que desde Madrid se dirigen hacia Extremadura y Portugal. Aunque actualmente no se detengan en ella trenes de viajeros, es posible ponerse en contacto con Renfe y solicitar, con antelación, autorización de parada en esta estación.
El trazado enfila al sur en paralelo a las vías de Renfe, separándose de ellas al poco. Hay que cruzar la carretera que queda a nuestra izquierda y seguir adelante. Este cruce a nivel, bien señalizado y con buena visibilidad, es la única intersección con carreteras de toda la Vía Verde.
Km 10
Tras una larga recta, entre parcelas de regadío, nos acercamos al Apeadero de Silos. Este enclave es la puerta de entrada a la finca El Arco, propiedad que flanquea las orillas del Tajo en un largo tramo. Un denso bosque mediterráneo, preservado virgen dada su secular historia como coto de caza, resulta un regalo a la vista y el olfato del viajero. Liebres, conejos y rapaces nos saldrán al paso desde las copas de las encinas o desde el mismo camino. Más difícil nos será ver a los ciervos que pastan en estas dehesas, ya que prefieren alejarse de las zonas más transitadas.
Descubre el km 10 la Fuente de la Garrapata, uno de los pocos “oasis” de la ruta que se encuentra en la margen derecha del camino, escondida tras una higuera. Es importante aprovisionarse de agua en este punto, pues no encontraremos otra fuente en todo el recorrido.
En esta finca atravesaremos los dos primeros túneles del camino. A la salida del segundo, en el km 13, la gran sorpresa: la vía se despega del suelo y vuela sobre las aguas del Tajo en un gran viaducto. El embalse de Azután queda a nuestros pies. Una ancha lámina de aguas se encaja entre las abruptas laderas del cerrado valle. Es importante llevar una linterna porque la mayoría de los túneles no están iluminados.
Tras el viaducto comienza el ascenso hacia Aldeanueva de Barbarroya. Una sinuosa y suave remontada nos va acercando hacia la primera estación de la ruta. Mientras, a nuestra derecha, el Tajo se pierde entre las frondosas quebradas. Aldeanueva (km 17) es el primer y último pueblo que encontraremos junto a la vía. Es importante que aprovechemos para aprovisionarnos de todo lo necesario, sobre todo de agua, ya que no encontraremos donde hacerlo en el reto del camino.
Desde aquí, el camino se abre hacia el sur sobre largas rectas que atraviesan un paisaje de bolos graníticos de gran belleza. En este tramo pasaremos sobre otra gran obra, el viaducto del Riscal del Cuervo (km 24), estilizado puente que salva un profundo barranco.
Km 25
El Apeadero de Pilas (km 25), convertido ahora en granja de perdices, es la antesala de entrada al intrincado paisaje de la pizarra, la jara y los túneles. Jalonan los 27 km restantes de la Vía Verde hasta 15 túneles que, sumados a otros 4 grandes viaductos, marcan este tramo a orillas del río San Vicente. La soledad de nuestro camino tampoco se verá interrumpida al paso por la Estación de Nava-Fuentes (km 29). Una curiosidad: los pueblos a los que teóricamente daría servicio distan 6 km (La Nava de Ricomalillo) y 3 km (Fuentes).
Km 35
El resto del camino no ofrece problemas. La pizarra se escapa a veces del denso matorral de jaras, molestando algo en algunos tramos de la vía. Los jarales cada vez se van haciendo más densos y su olor impregna todo el ambiente. Llegamos así a la arruinada Estación de Campillo-Sevilleja (km 36), enclave que marca el último tramo de esta vía. Es en Sevilleja de la Jara donde se encuentra uno de los principales centros de recuperación del águila imperial de nuestro país. El Centro de Estudios de Rapaces Ibéricas cuenta con un Aula de la Naturaleza que realiza actividades de educación ambiental.
Al poco, abandonaremos el río junto a las aguas del embalse de San Vicente. Imponentes muros de contención elevan a la vía sobre el nivel del embalse, lanzando nuestro camino hacia el mar de jaras que define nuestros últimos kilómetros. La solitaria presencia, una vez más, del inexplicable (ya que queda a decena de kilómetros de cualquier lugar habitado) Apeadero de La Cervilla (km 44) es el único accidente de este camino, enmarcado al norte por la crestería de los riscos de Gredos. De frente, la cada vez más cercana Sierra de Altamira, marca el fin de la ruta.
Km 52
Balidos de ovejas y gruñidos de cerdos indicarán que hemos llegado al fin del camino. La Estación de Santa Quiteria (km 52), a 670 m de altitud, es hoy una singular granja ganadera. El muelle de carga almacena toneladas de paja y el edificio de viajeros sirve de lugar de reposo para las ovejas, mientras que algunas de las viviendas pensadas para ferroviarios acogen una nutrida piara de cerdos ibéricos.
Aquí finaliza nuestro recorrido por la Vía Verde de la Jara. No obstante, las obras del ferrocarril sí que continuaron hacia las tierras extremeñas. Pero, al poco de entrar en la comarca cacereña de Las Villuercas, el trazado se interrumpe definitivamente, por lo que llegar a Guadalupe por este viejo camino ferroviario será completamente imposible.
Cómo llegar:
Puerto de San Vicente: Autobús Empresa La Sepulvedana.Conexiones:
Madrid: 150 km desde Calera y Chozas.
Enlaces de interés:
Vías verdes
Diputación Provincial de Toledo
Montes de Toledo