Cada año se producen en nuestro país alrededor de 30.000 casos de muerte súbita cardiaca, y se estima que las posibilidades de supervivencia sin secuelas a una parada cardiaca extrahospitalaria oscilan entre el 5 y el 10%. Una adecuada y rápida actuación, hasta que lleguen los servicios de emergencia, resulta fundamental porque, en una situación como esa, cada segundo cuenta.