Adelgazar en verano se ha convertido en la obsesión de nuestro tiempo y no es de extrañar, pues en España el 37,65% de la población padece sobrepeso y el 16% sufre obesidad y según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en todo el mundo hay más de 1.000 millones de adultos con sobrepeso y de éstos, 300 millones son obesos.
A pesar de que este factor de riesgo cardiovascular es muy habitual y conviene reducirlo, la Fundación Española del Corazón (FEC) quiere destacar los riesgos que pueden suponer algunas dietas para el cuidado de nuestro corazón y ofrecer algunas recomendaciones adecuadas.
La mayoría de la población, asombrosamente, no emplea medidas para adelgazar que beneficien a su salud, sino que buscan una mejor imagen, de tal modo que la llegada del verano desencadena un furor por recuperar la cintura a cualquier precio. La “operación biquini” y el afán por compensar rápidamente, en unos días o semanas, los errores de meses o años hacen que un gran número de personas se obsesionen por cumplir un plan de pérdida rápida de peso a toda costa, sin control y confiando en el aluvión de información accesible en internet o contada por el boca a boca, en su mayoría sin fundamento, sin garantizar la pérdida de peso ni los beneficios para su salud. Es importante tomárselo con calma y desconfiar de las dietas en las que se pierde más de 1 kilo por semana.
Entre las dietas más populares actualmente, encontramos las pobres en proteínas, basadas en la pérdida de peso a expensas de la masa muscular y de las proteínas pudiendo tener consecuencias negativas sobre el corazón.
Por otro lado, las dietas ricas en proteínas y pobres en hidratos de carbono ofrecen resultados rápidos basados en carne, huevos y otros alimentos hiperproteicos dejando fuera los alimentos ricos en hidratos de carbono, como las patatas, las verduras, las frutas, las hortalizas y los cereales. Estas dietas pueden provocar deshidratación y elevar los niveles de colesterol, factores de riesgo cardiovascular.
La obesidad es, sin duda, un factor de riesgo para nuestro corazón, ya que favorece la aparición o potenciación de otros factores de riesgo como la diabetes, la hipertensión o la alteración de los lípidos (colesterol y triglicéridos). “Más allá de una cuestión estética el sobrepeso se ha convertido en un autentico enemigo para la salud, pero hay que vigilar las dietas para el control de la obesidad, mejor hacer ejercicio físico regularmente y reducir la cantidad de calorías que ingerimos y el tamaño de las raciones, pero conservando una dieta variada y equilibrada que no olvide nada de nuestra dieta mediterránea: los pescados, frutas y verduras, lácteos descremados, cereales…” comenta la Dra. Mª Nieves Tarín Vicente, miembro de la FEC, cardióloga y subdirectora médica del Hospital Universitario de Móstoles.
Más allá de la predisposición familiar a ser obeso (factor genético) nuestra vida diaria sedentaria con una sobrealimentación excesiva en calorías, grasas saturadas y sal, sin horarios regulares, comiendo entre horas y saltando algunas de las 5 comidas diarias recomendadas (desayuno, media mañana, comida, merienda y cena), hace que, pese a que España es un país donde la dieta mediterránea es una tradición, el número de obesos ha aumentado notablemente, en especial entre los más jóvenes.
Consejos de la FEC para ponernos a dieta mejorando nuestra salud cardiovascular
La alimentación es fundamental para mantener sano el corazón. En ella se deben incluir alimentos con ciertas características, que permitan que el corazón y todo su sistema vascular funcionen de forma saludable.
Si se quiere y necesita perder peso para ganar en salud, lo más recomendable es:
- Adelgazar de forma lenta, “sin prisa pero sin pausa”
- Controlar los horarios: no sólo de comidas sino también de la práctica de ejercicio físico, ya que está directamente relacionada con la salud, la esperanza de vida y la calidad de ésta
- Es más fácil cumplir objetivos si éstos se comparten con la familia o los amigos y en el trabajo
- Una dieta equilibrada es la que incluye gran variedad de alimentos, sin olvidar frutas, verduras, pescados, carnes magras y cereales. Con un 45-65% de las calorías provenientes de los hidratos de carbono, 20-35% de las grasas y un 10-35% de las proteínas.
- La dieta comienza con los alimentos que compramos y sigue por cómo los cocinamos (elegir al vapor, sin rebozar, sin grasa…)
- Para iniciar una dieta, le recomendamos reducir entre 500 y 1000 Kcal/día respecto a la dieta que se seguía habitualmente
- No obsesionarse con contar calorías, pero sí en conocer cuáles son los alimentos más calóricos para reemplazarlos por otros más ligeros y saludables
- Reducir el tamaño de las raciones e incorporar más fibra y agua para mantener el volumen de la comida
- Trazar un plan integral, realista y alcanzable, propuesto por un profesional de la salud
- Preguntar siempre las dudas a los expertos en salud y nutrición