La Fundación Española del Corazón (FEC) alerta sobre la importancia de mantener una buena hidratación, especialmente durante los días de calor extremo como los que estamos sufriendo esta semana.
Las altas temperaturas favorecen la aparición de deshidratación y tiene graves consecuencias sobre nuestra salud, especialmente entre los ancianos, los niños y las personas que padecen insuficiencia cardiaca.
En las personas mayores se va perdiendo el control de líquidos por disminución del estimulo de la sed, a veces acompañado de una disminución de la función del riñón por esclerosis o envejecimiento. Además, estas personas no suelen manifestar sus síntomas hasta que el proceso está muy desarrollado, lo que agrava su estado. “Una buena hidratación en el anciano mejora las funciones cardiovasculares y renales, previene el estreñimiento y favorece a la salud mental y la tonicidad muscular”, informa el Dr. Alfonso Varela Román, secretario general de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
Los niños son también un colectivo en peligro, ya que necesitan más agua en su organismo, el 65% de su peso total, y en muchos casos son incapaces de expresar que tienen sed, lo que puede conllevar la aparición de diarrea. “La diarrea en los niños es una de las principales causas de deshidratación infantil y es la responsable del 54% de la mortalidad infantil en el mundo”, avisa el Dr. Varela Román.
Las personas con insuficiencia cardíaca y algunas otras enfermedades crónicas no deben hacer ejercicio al aire libre en condiciones de mucho calor y humedad, porque su corazón tiene una menor capacidad de reserva para eliminar el calor del cuerpo y puede sobrecargarse. Muchas personas con insuficiencia cardíaca toman diuréticos para controlar los niveles de líquido del cuerpo. “En estos casos se recomienda un ajuste en la toma de estos medicamentos para que no se elimine en exceso el agua corporal en momentos de calor y humedad. Estos pacientes pueden sufrir un agotamiento por calor y un golpe de calor con sólo estar sentados en una casa o un automóvil sin aire acondicionado o estar al sol demasiado tiempo en días de mucho calor”, informa el Dr. Varela Román.
La causa más habitual de la deshidratación en jóvenes y edad media son la pérdida aguda o crónica por sudoración provocada por el calor y el ejercicio físico. Si en condiciones habituales cada persona pierde por la piel y la respiración más de medio litro de agua, cuando aumenta la temperatura ambiente o hace un ejercicio físico importante, estas pérdidas pueden elevarse hasta el litro y medio causando entonces un cuadro de deshidratación que es necesario compensar con la ingesta de agua o líquidos que contengan los electrolitos que suelen perderse acompañando a aquella.
Las molestias o síntomas de la deshidratación se inician con sensación de cansancio, mareos, cifras bajas de presión arterial taquicardia, seguidas de contracturas musculares o calambres, y pueden llegar a aparecer convulsiones, entrada en coma o pérdida total del conocimiento y en casos extremos provocar la muerte. El agua está presente en las células que constituyen todos nuestros órganos y también en líquidos como la sangre, la orina o la bilis. Es por ello, que se calcula que la necesidad diaria de líquidos ronda aproximadamente los dos litros.
En este sentido, cabe destacar que diversos estudios muestran una escasa hidratación por parte de los españoles. Un ejemplo es el realizado por Millward Brown, ‘Bebidas, motivaciones e hidratación’, que afirma que el 36% de los españoles asegura consumir menos líquido del recomendado, siendo esta situación más agravante en los hombres, cuyo porcentaje se eleva al 43%.
Además, una buena hidratación no sólo influye en el cuerpo, sino también en la mente. Recientemente se ha observado que la deshidratación causa una contracción del tejido cerebral que se asocia a un aumento del volumen ventricular, llegando a afectar negativamente en la respuesta de nuestro cerebro a una actividad intelectual. En este sentido, procesos mentales como la memoria, el aprendizaje o la capacidad de atención pueden disminuir por la falta de líquidos, sobre todo cuando el cuerpo sufre pérdidas de más del 2%.
“Estar bien hidratado es fundamental para mantener un buen estado de salud, ya que sin realizar actividad física alguna nuestro organismo pierde entre dos y tres litros de líquido al día”, destaca el Dr. Varela Román. “Para evitar que el calor perjudique a nuestra salud, desde la FEC recomendamos una hidratación constante aunque no se tenga la sensación de sed, y en el caso de una pérdida de líquido elevada, se recomienda especialmente el consumo de bebidas carbohidratadas, que permiten una rehidratación más rápida”, asevera el doctor.