Con motivo de la conmemoración, mañana, del Día Mundial del Ictus, la Fundación Española del Corazón (FEC) quiere recordar la alta incidencia que tiene esta enfermedad en nuestro país, ya que se sitúa como la segunda causa de muerte en la población general y la primera entre las mujeres.
Así, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que hacen referencia a la mortalidad en el año 2010, el ictus provocó en nuestro país 30.137 defunciones, de las que 17.511 tuvieron lugar entre las mujeres. “Esta enfermedad es más mortal entre el sexo femenino, ya que uno de sus principales factores de riesgo, la hipertensión, también se da más entre ellas que entre ellos. Lo mismo pasa con la fibrilación auricular, tipo de arritmia que multiplica por cinco las probabilidades de sufrir un ictus y que también es más frecuente entre las mujeres”, explica el Dr. José Luís Palma, vicepresidente de la FEC. “Si a esto le sumamos el hecho de que esta enfermedad es más prevalente a edades más avanzadas y las mujeres viven más, encontramos el por qué de esta mayor incidencia femenina”, aclara el doctor.
Aunque esta enfermedad se da especialmente entre la población más envejecida, cada vez se diagnostican más casos entre los jóvenes. Así, según datos del Observatorio del Ictus, entre 10.000 y 15.000 casos que se dan cada año suceden en personas menores de 55 años. “Los hábitos de vida que se dan entre la población más joven son cada vez menos saludables, lo que favorece que este tipo de enfermedades aparezcan en edades más tempranas. Factores de riesgo como la hipertensión, la diabetes o la obesidad están siendo más frecuentes entre estas edades. Además, estos pacientes no suelen hacerse muchos controles médicos, por lo que no están diagnosticados y por lo tanto no tienen estos factores de riesgo bien controlados”, advierte el Dr. Palma.
El ictus o accidente cerebrovascular es una interrupción del suministro de sangre a cualquier parte del cerebro, que puede ocurrir por la aparición de un coágulo en un vaso sanguíneo que lleva sangre al cerebro (ictus isquémico, presente en el 85% de los casos), o por la rotura del vaso que produce filtración de sangre dentro del cerebro (ictus hemorrágico, que se da en el 15% de los casos). La falta de sangre y oxígeno necesarios puede provocar la muerte de las células cerebrales, causando daño permanente en el cerebro. Así, se calcula que en nuestro país existen 300.000 personas que sufren alguna discapacidad como consecuencia de haber sufrido un ictus. Tal y como señala el Dr. Palma, “de las personas que sufren esta enfermedad, un tercio logrará recuperarse, otro tercio terminará falleciendo como consecuencia del ictus, y el tercio restante padecerá algún tipo de invalidez. Por este motivo se calcula que el ictus es la primera causa de discapacidad y dependencia, y la segunda causa de demencia tras el Alzheimer”.
La FEC quiere aprovechar la conmemoración del día mundial de esta enfermedad, para recordar la importancia de llevar unos hábitos de vida saludables como medida de prevención, así como la necesidad de actuar rápidamente tras la detección del ictus. “Si se consigue que el paciente sea atendido en un hospital durante las primeras cuatro horas y recibe un tratamiento trombolítico o fibrinolisis (descomposición de los coágulos), se pueden evitar los daños cerebrales asociados a esta enfermedad. Para lograr la rapidez de actuación es muy importante que se sepan reconocer los síntomas del ictus”, asegura el doctor.
Existen cinco signos que ayudan a identificar si se está padeciendo un ictus:
- Alteración repentina de la visión, ya sea de un ojo o de ambos
- Pérdida repentina de la fuerza en alguna extremidad, ya sea la pierna, el brazo o ambos
- Dificultad repentina en la capacidad de expresarse, ya sean problemas para hablar o para entender a otros
- Aparición repentina de desequilibrio o inestabilidad
- Aparición repentina de dolor de cabeza