Recuperar la normalidad en la vida diaria es una de las mayores preocupaciones que tiene un paciente después de sufrir un accidente cardiaco, como un infarto de miocardio o una angina de pecho.
Y en este sentido, reincorporarse a la vida laboral ha pasado de ser algo casi anecdótico hace tres décadas, cuando solo volvía a trabajar el 30-40% de las personas que padecían un infarto, a resultar algo habitual. Así lo explica la Dra. Carmen de Pablo, cardióloga del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, que aborda la perspectiva de la actividad laboral tras el incidente cardiaco en una de las mesas que conforman el III Foro de Salud Cardiovascular para Pacientes y Familiares, organizado un año más por la Fundación Española del Corazón (FEC).
Una mejora notable que ha sido posible gracias a las actuaciones de la rehabilitación cardiaca que, como puntualiza la doctora, "son multidisciplinares y tratan de reeducar al paciente sobre buenos hábitos de vida, sobre la realización de ejercicio físico, alimentación y deshabituación tabáquica, así como ofrecerle la figura de un trabajador social y también atención psicológica, ya que en muchas ocasiones el paciente llega con elevados niveles de ansiedad, depresión y estrés".
Cuando un paciente accede a un programa de rehabilitación cardiaca días después de recibir el alta hospitalaria tras el evento cardiaco, se le realiza una prueba de esfuerzo para determinar tanto su forma física como su situación cardiológica, y se realiza un análisis de su profesión, ya que, como puntualiza la Dra. De Pablo, "es clave saber si el trabajo de esa persona requiere un esfuerzo físico elevado, ejerce un puesto de alta responsabilidad o maneja maquinaria ligada a carnet especial o pueda incurrir en riesgo a terceros". Los programas tienen una duración de unas 8-10 semanas, en los que el paciente, además de recibir atención psicológica y de trabajo social, realiza ejercicios aeróbicos (con tapices rodados, bicicleta estática, elíptica...), así como de coordinación, flexibilidad y fuerza.
Terminado el programa, se vuelve a realizar una prueba de esfuerzo y un estudio psicológico del paciente, y se emite un informe sobre si puede volver a trabajar o no. "La tasa media de reincorporación a la vida laboral que tenemos actualmente en nuestro programa es de entre el 85 y el 90%. En un pequeño porcentaje de pacientes se desaconseja la vuelta, porque su situación cardiológica no es la idónea para desempeñar una determinada actividad laboral, y en otras se recomienda una adecuación del puesto de trabajo", explica la Dra. De Pablo, haciendo también alusión a que lógicamente hay otros factores influyentes, psicológicos, socioeconómicos y laborales, como el acceso a la prejubilación o las tasas de desempleo en un país.
Las mujeres acceden menos que los hombres a los programas de rehabilitación
Según informa la Dra. De Pablo, "las enfermedades vasculares: cardiológicas o cerebrovasculares son la primera causa de muerte en las mujeres". Así, según datos del Instituto Nacional de Estadística de enero de 2014, las enfermedades cardiovasculares provocan 239,4 fallecimientos por cada 100.000 varones al año, mientras que en mujeres causa 282,2 muertes por cada 100.000.
En este escenario, resulta paradójico que "las mujeres siguen accediendo mucho menos a los programas de rehabilitación cardiaca que los hombres", subraya la Dra. De Pablo. Las causas son variadas, por un lado la mujer sigue siendo en muchos casos la responsable de las tareas de la casa y la "cuidadora" de la familia, lo que dificulta su asistencia; y por otro, éstas son menos conscientes de sus riesgos. De ahí que la especialista haga una llamada de atención a la necesidad de campañas que refuercen la concienciación de la población femenina sobre la prevención cardiovascular tanto primaria como secundaria.
Para minimizar los casos más graves, la Dra. De Pablo hace referencia a la necesidad de acudir precozmente al hospital. "Cuanto más tarde se trate, el infarto puede ser más extenso y quedar comprometido el funcionamiento del corazón. Esto a veces desemboca en una situación clínica de insuficiencia cardiaca, que aumenta el número de ingresos hospitalarios y disminuye la vuelta al trabajo", puntualiza. Se trata de un hecho a tener en cuenta ya que está aumentando la incidencia de la insuficiencia cardiaca, siendo la causa más frecuente de hospitalización en nuestro país, en mayores de 65 años.
Justo la semana pasada se presentó en Sevilla el proyecto Mimocardio en insuficiencia cardiaca, con el que la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la FEC pretenden optimizar la comunicación entre médico y paciente para mejorar el manejo de esta patología y conseguir que el paciente afronte su enfermedad con optimismo y responsabilidad. Cerca de cincuenta hospitales alrededor de todo el país ya se han sumado al proyecto.