Ante las nuevas restricciones de tráfico anunciadas por la capital española para este fin de semana, la Fundación Española del Corazón (FEC) quiere recordar que la polución también afecta negativamente sobre la salud del corazón. Y es que la contaminación atmosférica está ya considerada como el noveno factor de riesgo modificable de las enfermedades crónicas, siendo la causante de 3,1 millones de las 52,8 defunciones que se produjeron en el año 2010 según The Global Burden of Disease Study.
"La contaminación atmosférica está altamente relacionada con enfermedades respiratorias y cáncer de pulmón, pero no debemos olvidar que las micro partículas que se encuentran en el aire, especialmente las PN2,5 también influyen en nuestra salud cardiovascular", recuerda el Dr. Ángel Sánchez-Recalde, editor asociado de Revista Española de Cardiología y vocal de la Sección de Cardiopatía Isquémica de Cuidados Agudos Cardiovasculares de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). "El aumento agudo de estas partículas en días determinados de alta contaminación favorece el desarrollo de trombos y coágulos, provoca un incremento de la presión arterial, además de producir vasoconstricción de las arterias coronarias que son las que aportan sangre al corazón y al cerebro. Todos estos factores pueden ser causantes del desarrollo de infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares, así como de arritmias cardiacas que pueden poner en riesgo la vida de pacientes con antecedentes de enfermedad cardiaca", explica y el doctor y prosigue, "la exposición crónica y mantenida a la polución favorece la progresión rápida de la enfermedad arteriosclerótica con un mayor acúmulo de grasa en las arterias coronarias. La población más vulnerable son los pacientes de edad avanzada, con enfermedad cardiaca previa o con factores de riesgo de enfermedad coronaria como la diabetes" puntualiza.
En los últimos años han aparecido diversas investigaciones que han relacionado directamente la contaminación atmosférica con la mortalidad por enfermedad cardiovascular. Así, el metaanálisis publicado en Enviromental Health Journal hace ya dos años, Long-term air pollution exposure and cardio- respiratory mortality: a review, muestra un aumento del 11% de la mortalidad por causa cardiovascular por cada 10 microgramos por metro cúbico de las partículas PM2,5. Las PM2,5 son las partículas respirables más pequeñas que además son las más peligrosas por su alta capacidad de penetración en las vías respiratorias y porque la mayoría de ellas provienen de elementos no naturales como las emisiones de los vehículos diesel.
Otros estudios, como el reciente Effect Modification of Long Term Air Pollution Exposures and the Risk of Incident Cardiovascular Disease in US Women, publicado en el Journal of the American Heart Association en agosto de 2015, recoge una mayor probabilidad de padecer una enfermedad cardiovascular entre aquellas personas que ya tienen algún otro factor de riesgo cardiovascular, como es el caso de la diabetes. Así, este trabajo ha analizado a cerca de 115.000 mujeres en Estados Unidos y ha podido determinar que por cada aumento de 10 microgramos por metro cúbico de las partículas PM2,5 a lo largo de 12 meses, el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular es de hasta un 44% superior entre aquellas mujeres que padecen diabetes.