Cada año se producen 17.000 casos de emergencias médicas en el interior de un avión, según un artículo publicado recientemente en la revista Emergency Care. Esto se traduce, como indica el vicepresidente de la Fundación Española del Corazón (FEC) , el Dr. José Luis Palma, en que “en uno de cada 650 vuelos hay una emergencia, generalmente cardiovascular y grave, por lo que urge implementar normas para atender a estos pasajeros en vuelo”.
Si bien en un sujeto sano los cambios de presión y el déficit de humedad propio de un vuelo no suelen afectar a la salud cardiovascular, los pacientes con cardiopatía isquémica, hipertensión, tendencia a arritmias cardiacas o con un estado procoagulatorio son los pasajeros con mayor tendencia a padecer estados de emergencia en el avión. Tal y como señala el estudio y reafirma el Dr. Palma, "los más frecuentes son las crisis hipertensivas y las hipotensivas, así como la fibrilación auricular, la taquicardia auricular paroxística, los ataques de angina de pecho, un infarto de miocardio o una parada cardiaca por fibrilación ventricular".
Otro problema importante en vuelo puede ser un episodio de tromboembolismo pulmonar, por un trombo que se puede crear por la falta de presión y por la falta de movilidad en el avión. Esta situación puede desembocar en trombosis venosa profunda y, si ese trombo se moviliza, producir una embolia pulmonar que puede ser mortal.
¿Qué ocurre con la normativa actual?
A pesar de que la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) conoce el riesgo de las emergencias médicas y recomienda llevar un kit básico de atención, no existe en la actualidad ninguna legislación que obligue a las compañías aéreas a cumplir con este requisito.
"A través de los organismos estatales correspondientes, hay que obligar a las compañías aéreas a que doten a los aviones de los instrumentos necesarios para manejar un tratamiento de emergencia agudo. Y por otro lado, el personal auxiliar de vuelo también debería recibir cursillos de cómo atender una emergencia cardiovascular, conociendo sus causas y síntomas y sabiendo cómo administrar los primeros auxilios", reclama el vicepresidente de la FEC.
El kit de emergencias que todo avión debería llevar
Comenzando por aspectos tan básicos como un folleto informativo y preventivo que acompañe a la tarjeta de embarque del avión, indicando las condiciones de presión y humedad en el interior de la cabina y explicando los síntomas de alarma, así como una tripulación de cabina adecuadamente formada para administrar los primeros auxilios, un kit de emergencias completo debería contemplar lo siguiente:
- Sistema de resucitación cardiorrespiratoria para dar masaje cardiaco, que puede realizar la tripulación.
- Desfibrilador semiautomático para recuperar una parada cardiaca, que también puede utilizar el personal aéreo.
- Fármacos de primeros auxilios, como adrenalina, cloruro cálcico, corticoides, antiarrítmicos... que tienen que administrarse siempre bajo control médico (generalmente, en todos los vuelos hay algún médico entre los pasajeros).
- Idealmente, también un electrocardiograma para transmitir las señales vía satélite a una base de control, para poder comunicarse con tierra y recibir instrucciones que ayuden a asistir al paciente de la forma más óptima posible.
Asimismo, el Dr. Palma recuerda que todos los pasajeros deben hidratarse adecuadamente, y dar un paseo por el pasillo del avión una vez cada hora para movilizar las piernas y evitar la formación de trombos.
"Hace mucho tiempo que se habla sobre este problema de las emergencias cardiovasculares en los aviones, pero es hora de empezar a tomar medidas reales para mejorar el manejo de estas situaciones, que en la actualidad recaen muchas veces en la decisión que tome el piloto, que tiene que decidir entre continuar el vuelo o retroceder", concluye el vicepresidente de la FEC.