Un total de 63.291 mujeres fallecieron en España en 2021 debido a alguna enfermedad cardiovascular, según los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística (INE). Esto supone que cada ocho minutos muere una mujer por esta causa en nuestro país. Con motivo de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el próximo 8 de marzo, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española del Corazón (FEC) ponen el foco en estos datos para recordar que las patologías cardiovasculares no son “cosa de hombres”.
Analizando las tasas brutas de muerte por cada 100.000 habitantes correspondientes al año 2021, las cifras son claras: ellas mueren más por enfermedades cardiovasculares que por tumores, mientras que los hombres mueren más por cáncer.
Las enfermedades isquémicas del corazón son la causa más importante de muerte cardiovascular en mujeres en todo el mundo, aunque la incidencia reportada en ellas está infraestimada. Si bien es cierto que el infarto de miocardio clásico es tres veces más común en hombres que en mujeres en edad avanzada, está aumentando el número de mujeres por debajo de los 65 años que sufren infarto de miocardio. En concreto, MINOCA (un tipo de infarto sin obstrucción de las arterias coronarias) y disección coronaria espontánea (separación espontánea de las capas de la pared arterial -por rotura o desgarro- de causa desconocida). Se estima que hasta el 30% de los infartos de miocardio en mujeres por debajo de los 60 años son causados por una disección coronaria espontánea.
Riesgo cardiovascular en la mujer a lo largo de su vida
Más allá de los factores de riesgo clásicos (presión arterial, alimentación, colesterol, tabaquismo, obesidad y sedentarismo), que son más prevalentes en edades avanzadas, las mujeres experimentan cambios hormonales a lo largo de su vida, lo que también puede afectar al riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
La disminución de los niveles de estrógenos en la menopausia se relaciona con alteraciones en la función vascular. Los cambios hormonales característicos de esta etapa también se asocian a alteraciones en la composición corporal con un incremento de la grasa abdominal (la más peligrosa) y a cambios en el perfil lipídico, de forma que se producen incrementos de entre un 10 y un 15% en los niveles de colesterol LDL (colesterol malo) y triglicéridos, mientras que bajan levemente los niveles de colesterol HDL (colesterol bueno). Además, entre el 30 y el 50% de las mujeres desarrolla hipertensión antes de los 60 años.
Pero antes de llegar a la menopausia, existen otras condiciones propias de la mujer que también se relacionan con un incremento del riesgo cardiovascular:
- Las mujeres con insuficiencia ovárica prematura (pérdida de la función ovárica antes de los 40 años) tienen menor esperanza de vida que aquellas con una menopausia tardía, debido a enfermedades cardiovasculares y osteoporosis. Cada año de menopausia temprana se asocia con un incremento del 3% del riesgo cardiovascular.
- Abortos de repetición: tener dos o más abortos, consecutivos o no, puede incrementar el riesgo de enfermedad isquémica del corazón.
- Las mujeres con antecedentes de parto prematuro (aquel que se produce antes de la semana 37 de gestación) parecen tener dos veces mayor riesgo de enfermedad cardiovascular en la vejez.
- La hipertensión gestacional afecta a entre el 5 y el 10% de las embarazadas en todo el mundo. La preeclampsia (síndrome caracterizado por el aumento de la presión arterial, la presencia de proteínas en la orina y un mal funcionamiento del endotelio) incrementa por 4 el riesgo de padecer insuficiencia cardiaca e hipertensión y por 2 el riesgo de enfermedad isquémica del corazón, accidentes cerebrovasculares y muertes cardiovasculares.
- La diabetes gestacional, que ocurre en aproximadamente el 7% de los embarazos, se asocia con el doble de riesgo de eventos cardiovasculares futuros.
- Las píldoras anticonceptivas orales combinadas conllevan un incremento del riesgo de trombosis venosa, infarto e ictus; que aumenta significativamente si la mujer fuma.
En este contexto, la SEC y la FEC se hacen eco de las estrategias para abordar el exceso del riesgo cardiovascular en las mujeres, recomendadas en ‘Salud cardiovascular después de la transición a la menopausia, trastornos del embarazo y otras condiciones ginecológicas: un documento de consenso de cardiólogos, ginecólogos y endocrinólogos europeos’, publicado en el European Heart Journal.
Desde el Grupo de Trabajo de Mujeres en Cardiología de la SEC resaltan que hay dos ámbitos claros en los que se debe actuar para mejorar la salud cardiovascular de las mujeres:"En primer lugar, mediante el conocimiento y la percepción del problema por parte de las propias mujeres. En este punto es clave conocer el papel de los cambios hormonales durante la vida de la mujer. La influencia hormonal tiene un impacto considerable en su salud cardiovascular. La prevención de los factores de riesgo cardiovascular es primordial para reducir la mortalidad cardiovascular y mejorar su calidad de vida. Una revisión cardiovascular es imprescindible en dos épocas de la vida de la mujer: una, durante el embarazo y en el postparto, si la paciente presenta alguno de los factores de riesgo específicos mencionados y, en segundo lugar, durante la menopausia, momento en que pueden aparecer factores de riesgo cardiovascular como hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes, etc. no detectados previamente y que las propias mujeres deben conocer", señalan las Dras. Antonia Sambola y Milagros Pedreira, coordinadoras del Grupo.
Por otro lado,"en las últimas décadas ha aumentado la incidencia de infarto de miocardio en mujeres jóvenes (< 55 años) en relación a un mayor consumo de tabaco y una mayor incidencia de obesidad. La prevención es primordial para reducir el riesgo de infarto en este subgrupo de mujeres. En segundo lugar, es crucial mejorar el conocimiento de la enfermedad cardiovascular por parte de todos los profesionales relacionados. Esto implica la realización de estudios dirigidos a mujeres, un mayor porcentaje de inclusión cuando se realizan en hombres y mujeres, y la realización de registros nacionales e internacionales que nos muestren el efecto de determinadas intervenciones terapéuticas en la mujeres ya que, a día de hoy, la información continúa siendo muy limitada", añaden las especialistas en cardiología.