No se trata de despertar las alarmas ni de incurrir en la paranoía, pero si revisamos nuestros antecedentes familiares relacionados con la salud, obtendremos una información muy valiosa que nos permitirá minimizar el riesgo de padecer un problema de corazón.
De tal palo tal astilla
En el caso de las enfermedades cardiovasculares, este refrán tiene una aplicación relativa en las personas con familiares de primer grado, ya que los hijos o hermanos de pacientes que han sufrido un infarto antes de los 65 años presentan de 2 a 3 veces más riesgo de padecer una dolencia cardiaca, cerebral o vascular. La probabilidad sube si hay varios familiares enfermos, ya que el antecedente de cardiopatía isquémica es un factor de riesgo tan importante como otros factores (diabetes, hipertensión, hipercolesterolemia...).
Por todo ello, es importante que las personas con los siguientes perfiles se mantengan alerta:
- Pacientes con enfermedad cardiovascular establecida.
- Pacientes asintomáticos que presentan: diabetes tipo 2, un factor de riesgo especialmente marcado y varios factores de riesgo cardiovascular (hipertensión, obesidad, etc.).
- Los familiares en primer grado de personas que padecen enfermedad cardiovascular prematura.
La prevención es la clave
Si tienes antecedentes familiares no sirve de nada lamentarte de tu mala suerte. Lo realmente importante es actuar sobre aquellos factores de riesgo en los que sí puedes influir. Las medidas preventivas a seguir son claras y sencillas:
- No fumes
- Aliméntate de forma equilibrada
- Haz ejercicio físico
- Mantén tu peso y vigila tu índice de masa corporal
- Revisa tu presión arterial
- Cuida que tus índices de colesterol y glucosa sean los correctos
La prevención es la clave para evitar las enfermedades y está en tu mano anticiparte a las consecuencias.
La historia no tiene que repetirse: tú puedes revertirla en tu beneficio.