Aunque en la mayoría de la sociedad sigue existiendo la percepción de que el infarto y otros eventos relacionados con la salud cardiovascular son cosa de hombres, la realidad es que no es así.
Como explica la cardióloga Paola Beltrán, “Las enfermedades cardiacas son la primera causa de muerte en las mujeres”, y para poder reducir esas cifras, es clave que las mujeres sepan que ellas también son vulnerables a la enfermedad cardiovascular. Como muestra, un dato: el infarto femenino acabó con la vida de casi 5.000 mujeres en España en 2023, según datos del Instituto Nacional de Estadística.
Por eso es importante conocer los síntomas clásicos del infarto femenino, que incluyen dolor opresivo en el centro del pecho o en la zona epigástrica (estómago), que puede irradiarse a brazo izquierdo, ambos brazos, cuello, mandíbula y/o espalda; sudoración, náuseas y dificultad respiratoria, al igual que en el hombre. Sin embargo, en la mujer, el dolor torácico típico puede ser menos específico, y en un porcentaje mayor, el colectivo femenino sufre otros síntomas como “náuseas, vómitos e indigestión, y también refieren más a menudo dolor en el centro de la espalda y en la mandíbula”, recuerda la doctora Beltrán.
Por otra parte, las mujeres premenopáusicas suelen presentar con mayor frecuencia que las posmenopáusicas síntomas atípicos, “mientras que las mujeres de edad avanzada pueden referir disnea súbita”, añade la cardióloga en referencia las manifestaciones del infarto femenino. “Lo más importante es que las mujeres seamos conscientes de que cualquiera de estos síntomas puede ser un infarto y hay que solicitar ayuda médica de forma precoz”, afirma.
Diferencias entre hombres y mujeres
Como explica la doctora Antonia Sambola Ayala en el número 155 de la Revista de la Fundación Española del Corazón, conocer estas señales y las posibles diferencias en la manifestación del infarto femenino puede ayudar a que ellas identifiquen a tiempo lo que les ocurre.
“Muchas veces, las mujeres minimizan las manifestaciones o bien los profesionales sanitarios no tienen en cuenta los síntomas, o se les resta valor suponiendo que no puede tratarse de una situación física grave, y se demora el diagnóstico, con graves consecuencias para la mujer”, dice la coordinadora del Grupo de Trabajo en Enfermedad Cardiovascular de la Mujer de la SEC. Su recomendación es llamar al servicio de emergencias cuando se tenga dolor torácico opresivo de más de 10 minutos de duración para que acuda una ambulancia medicalizada y se realice un electrocardiograma en el domicilio.
Peor pronóstico en ellas
Estar prevenidas es muy importante ya que el pronóstico de un infarto de miocardio es peor en mujeres que en hombres. Lo explican factores como que las mujeres tienden a presentar enfermedad coronaria aproximadamente 10 años más tarde que los hombres, por lo que suelen tener mayores comorbilidades (enfermedad renal, osteoarticular, anemia…). Además, las mujeres suelen consultar con mayor retraso, tardan más en ser diagnosticadas al presentar a veces síntomas atípicos y, según las investigaciones realizadas, reciben tratamientos menos agresivos que los hombres. Por otro lado, durante la hospitalización, las mujeres tienden a presentar mayores complicaciones como insuficiencia cardíaca, ictus o necesidad de transfusiones.
¿Cuánto tardan los pacientes de infarto en acudir al hospital?
Para intentar detener el desarrollo de un infarto, un proceso que comienza cuando las células cardiacas dejan de recibir oxígeno por falta de riego sanguíneo, momento en que empieza la muerte celular que afecta al músculo cardiaco, la herramienta básica es solicitar atención médica cuanto antes. Cuanto más tiempo pase entre el inicio de este proceso y la atención médica, mayor será el daño y la pérdida de células. Se estima que después de unas horas, el tejido será totalmente irrecuperable. Pero si se actúa a tiempo, es posible detener este proceso.
Y en este aspecto, hay diferencias entre hombres y mujeres. Un estudio publicado en la Sociedad Europea de Cardiología analizó el tiempo que tardaron los pacientes de infarto en pedir ayuda. Según sus conclusiones, ellas tardan de media 37 minutos más en llamar al médico. Otros datos, como los analizados por el Observatorio Regional Bretón sobre el Infarto de Miocardio (ORBI) (Francia), señalan que ellas tardan de media 60 minutos en llamar a urgencias cuando tienen un infarto, mientras que ellos lo hacen a los 44.
El posible retraso en el diagnóstico y el hecho de que en la mujer la aparición de la enfermedad cardiovascular suela ocurrir 10 años más tarde que en los hombres, lo que puede conllevar otras enfermedades asociadas, influye en que ser mujer sea un factor de riesgo independiente en el infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST.
Cómo prevenir el infarto femenino
Aunque estar alerta por si aparecen algunos de los síntomas citados es clave, la prevención es la clave a la hora de luchar contra la enfermedad cardiovascular. De hecho, hasta el 80% de los casos se podrían evitar con hábitos de vida saludables como no fumar, seguir una alimentación basada en la dieta mediterránea y practicar ejercicio físico al menos 30 minutos cinco días a la semana, independientemente del sexo.
Además, en el caso de la mujer, se recomienda mantener un seguimiento con su médico de cabecera si tiene algún factor de riesgo cardiovascular específico como ovario poliquístico, endometriosis, insuficiencia ovárica, menopausia precoz, trastornos hipertensivos durante el embarazo, diabetes gestacional, embarazo pretérmino, abortos de repetición, recién nacido de bajo peso, preeclampsia o diabetes gestacional durante el embarazo, así como control de los factores de riesgo clásicos (niveles de colesterol elevado, azúcar en sangre, obesidad e hipertensión), especialmente durante la menopausia.
De ello hablamos en ‘La Tarde de Mujer y Corazón’, un encuentro la Sociedad Española de Cardiología y la Fundación Española del Corazón dirigido a profesionales de la salud, población y pacientes para conocer de la mano de prestigiosos expertos los riesgos reales y silenciosos del corazón de la mujer.