Las personas expuestas a ruidos muy elevados o con antecedentes familiares de sordera son más propensas a desarrollar hipoacusia: incapacidad total o parcial para escuchar sonidos en uno o ambos oídos. Ahora, un estudio científico ha encontrado relación entre la pérdida auditiva y los factores de riesgo cardiovascular.
Recientemente se han dado a conocer los resultados de un estudio epidemiológico que arrancó en Wisconsin (Estados Unidos) en el año 1993, con el fin de evaluar la hipoacusia y los factores de riesgo asociados a ella. Los investigadores analizaron una población de 3.285 hombres y mujeres con edades comprendidas entre los 21 y los 84, y detectaron una prevalencia de pérdida auditiva del 20,6 % en las personas con edades comprendidas entre los 48 y los 59 años, y del 90% de los mayores de 80 años.
En esta investigación, publicada en Archives of Otolaryngology-Head & Neck Surgery, la hipoacusia era más frecuente en varones, las personas que tenían antecedentes familiares, aquellos que desarrollaban un trabajo en un ambiente con mucho ruido (hipoacusia ocupacional) y quienes habían sido sometidos a alguna intervención del oído. Pero lo más curioso es que también encontraron relación entre la pérdida de audición y algunos factores relacionados con la enfermedad cardiovascular.
Hipoacusia y salud cardiovascular
Algunos de los factores relacionados con la salud cardiovascular detectados durante la investigación fueron:
- Trastornos o cambios del flujo sanguíneo que podrían conducir a la pérdida de oxígeno en el oído interno u otras partes de las vías auditivas.
- El empleo de algunos fármacos para bajar el colesterol (estatinas).
- La presencia de hematocrito elevado.
- Grosor íntima-media carotídeo (un marcador de aterosclerosis).
Un problema con consecuencias muy negativas
En muchas ocasiones la hipoacusia puede convertirse en un problema permanente que, si no es tratado a tiempo, puede ocasionar sordera total. Además quienes la padecen tienen "una peor calidad de vida, dificultades de comunicación, alteración en las actividades diarias, demencia y disfunción cognitiva", aclara Scott Nash, uno de los coautores del trabajo.
Consejos para mantener un oído sano
Tal y como han corroborado los investigadores de la Universidad de Wisconsin, el ruido también puede afectar la audición. Por ello, es importante que conozcamos algunas recomendaciones que pueden ayudarnos a prevenirla:
- Nuestro oído no debe ser sometido a niveles de ruido superiores a los 85 decibelios, así que hay que evitarlos.
- Evitar escuchar música a un volumen alto a través de cascos o auriculares.
- Si tenemos que trabajar en ambientes con elevados niveles de ruido hay que utilizar tapones u orejeras que nos brinden protección.
- Consulta a tu médico si tienes dificultades para oír, o si esta disminución de la audición viene acompañada de dolor de cabeza, zumbidos, debilidad u otro síntoma que pueda alterar tu vida diaria.
Conclusión: llevar un estilo de vida saludable no solo te sirve para enfrentarte a las enfermedades cardiovasculares, sino también para prevenir o retrasar la pérdida de audición. ¡Otro motivo más para cuidar tu corazón!
Y tú, ¿sabías que el corazón y el oído pueden estar tan relacionados? Reenvía esta entrada a tus familiares y amigos o compártela a través de Twitter o Facebook para que más gente tome conciencia de la importancia de llevar hábitos cardiosaludables.