Desde 2012, el riojano Juan Vicente del Álamo celebra tres cumpleaños además del que viene en su DNI. Son las fechas en que ha vuelto a nacer gracias a la generosidad de los donantes de órganos y a al equipo médico que lo trató. Se ha convertido en una de las dos únicas personas en el mundo que han sobrevivido a tres trasplantes de corazón. Él mismo nos cuenta su historia.
Tiene 53 años pero se sometió a su primer trasplante a los 30. ¿Pensaba entonces que iba a poder seguir con su vida?
La verdad es que me sonaba a ciencia ficción. Era el año 1990, y entonces se hacían muy poquitos trasplantes. Pero confiaba muchísimo en los médicos. Fueron ellos quienes seguramente me salvaron la vida cuando tenía 18 años. Al hacerme unas pruebas rutinarias para poder operarme del menisco se dieron cuenta de que mi corazón no funcionaba como debería hacerlo en un chaval de mi edad. Desde entonces me pusieron un tratamiento con el que me fue bien hasta 12 años después, cuando en una revisión vieron que tenía taquicardias y paradas. Pero durante todo ese tiempo seguí jugando al fútbol y haciendo mi vida normal. Y después del trasplante también.
Sin embargo, 13 años después ese corazón empezó a fallar.
Sí, aunque de nuevo se dieron cuenta en una revisión, yo no tenía ningún síntoma. Vieron que las coronarias se habían estropeado y que la única solución era otro trasplante. Yo pensaba que mi nuevo corazón era para toda la vida, me cogió por sorpresa. Fue un poco duro contárselo a la familia porque sufren tanto o más que tú, pero me dije que si había salido bien la primera vez por qué no iba a salir bien ahora. Y así fue. Me recuperé incluso antes que en el anterior porque todo había avanzado mucho ya.
Hasta que en 2010 de nuevo le dan la noticia de que hace falta un nuevo corazón. ¿Cómo lo afrontó esta vez?
Peor, la verdad. Pero porque esta vez sí empeoró mucho mi calidad de vida: se me hinchaban mucho las piernas, me costaba andar, retenía líquidos... El problema era que tenía unos anticuerpos que provocarían rechazo a un órgano nuevo, y por eso trataron de depurarme la sangre. Estuve así dos años, perdí mucho peso y aunque al principio estaba mentalmente fuerte, fui perdiendo la confianza. Todos lo veíamos muy negro. Ya cuando estaba al límite el doctor me dijo que había llegado un órgano nuevo y que había que arriesgarse. Como preveían, la operación fue complicada pero logré salir, aunque después en la UCI cogí una neumonía. Y de repente, empecé a tirar para adelante.
¿Qué le ayudó en esos momentos?
Mi familia. Recuerdo que, antes de la operación, una de mis hijas me preguntó qué me parecía que se casara al año siguiente. "¡Serás el padrino!", me dijo. Yo le contesté que por qué no esperaba un poco, a ver si yo mejoraba. Pero me abrazó, me dijo que para ese día iba a estar perfecto y me puse como objetivo llegar bien a la boda, o al menos lo más fuerte posible. Lo conseguí, porque se casó cinco meses después del trasplante y ya estaba como nuevo.
¿Y en su recuperación?
El deporte. Siempre me ha motivado mucho. Cada día intentaba llegar una rayita más arriba, y creo que eso me ha ayudado mucho. Fui ocho veces campeón de Europa de tenis y una vez subcampeón del mundo en Japón en el campeonato de trasplantados. Me encantaría llegar al Mundial de 2017, que se celebrará en Málaga. Sigo jugando un par de días a la semana al pádel o al tenis, más los partiditos con los amigos. Y hora u hora y media diaria la dedico a caminar. Andar es el mejor deporte.
También cuidará su alimentación
Sí, hay que cuidarse, tomar la menor cantidad de alcohol posible, llevar una dieta equilibrada... Pero no sólo los que hayamos tenido problemas de corazón, todo el mundo debería cuidarse. ¡La vida es muy bonita como para que no la aprovechemos!
El mes que viene publica un libro, As de Corazones, sobre su experiencia como trasplantado. ¿Qué mensaje quiere hacer llegar con él?
Agradecimiento a toda la sociedad y a todos los que, en un momento dificilísimo, autorizan la donación de órganos. Y esperanza para quienes se encuentren en una situación parecida a la mía. Creo que si llegas fuerte mentalmente a la operación tienes tres cuartas partes ganadas. Es la primera vez que me pongo frente a un papel en blanco para contar esto, me animaron a hacerlo los médicos. Y pensé que con que sólo a una persona le sirviera de algo mi experiencia estaría más que satisfecho.