Las enfermedades cardiovasculares son las responsables de un tercio de las muertes que se producen en el mundo, concretamente fallecen al año 17,5 millones de personas por este motivo. Cada dos segundos se produce una muerte por enfermedad cardiovascular en el mundo, cada cinco segundos un infarto de miocardio y cada seis segundos un ictus, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estas cifras reflejan la importancia que tienen las enfermedades cardiovasculares en la salud de la población, siendo la primera causa de muerte en los países occidentales.
Los cambios estacionales influyen en las patologías cardiovasculares, siendo la primavera una época en la que tanto las infecciones respiratorias como los procesos asmáticos tienen mayor presencia.
Los cambios bruscos de temperatura durante la primavera favorecen las infecciones respiratorias, en concreto, la bronquitis aguda y la neumonía, que habitualmente tienen una causa viral.
“Estas infecciones descompensan con frecuencia a los cardiópatas ya que actúan como factor precipitante de insuficiencia cardiaca en pacientes con cardiopatía compensada con el tratamiento”, apunta el Dr. Javier Ortigosa, Director Médico de la revista Corazón y Salud y cardiólogo de la Fundación Española del Corazón (FEC). Por eso, todos los pacientes cardiópatas “deben vacunarse antes de la época invernal contra la gripe y la neumonía por neumococo”, matiza el cardiólogo.
Los pacientes alérgicos también se ven afectados por la primavera, por lo que suelen seguir un tratamiento a base de antihistamínico. Los cardiópatas puede seguir este tratamiento sin problemas, puesto que “los antihistamínicos comercializados son seguros y no prolongan significativamente el intervalo QT, que solo debe vigilarse en los pacientes que ya lo tienen prolongado de base, por enfermedad o por la toma de otros fármacos”, afirma el Dr. Ortigosa.
No obstante, si la alergia es grave y requiere tratamiento con corticoides, el paciente cardiópata debe extremar la vigilancia de la tensión arterial y estar atento al posible agravamiento o aparición de una insuficiencia cardiaca debido a que estos fármacos provocan retención de agua y sal.
Por otra parte, durante la primavera las consultas de cardiología suelen atender numerosos casos de pericarditis aguda —inflamación del pericardio, que es una membrana que rodea al corazón y está causada por un virus— que a pesar de constituir un cuadro benigno resulta alarmante, ya que causa dolor en el pecho, lo que hace pensar erróneamente que se está teniendo una angina de pecho o un infarto.
Sin embargo, “sólo precisa administrar antiinflamatorios para aliviar el dolor y frecuentemente se resuelve espontáneamente en varios días o semanas”, señala el Dr. Ortigosa.
No obstante, el hecho de que durante la primavera el clima mejore, es el mejor momento para “abandonar el sedentarismo e incrementar la actividad física al aire libre, que tan beneficiosa es para nuestro corazón y para nuestro bienestar psicológico”, concluye el Dr. Ortigosa.