La angioplastia primaria es la técnica más recomendada para el tratamiento de infarto agudo de miocardio
- El intervalo de tiempo que transcurre desde que el paciente con infarto agudo de miocardio entra en un hospital hasta que se le abre la arteria que está ocluida mediante una angioplastia primaria resulta fundamental para la supervivencia del paciente y no debería superar los 90 minutos
- Los últimos datos muestran que en España se realizaron 61.810 angioplastias en 2008, 12.079 en pacientes con infarto, un 7% más que en 2007
- La angioplastia primaria es el tratamiento más adecuado para tratar el infarto agudo de miocardio; aún así su práctica en España es todavía deficiente con respecto a otros países europeos
- En España se producen cerca de 70.000 infartos al año. El reconocimiento de los síntomas por parte del paciente también supone un ahorro de tiempo importante y vital para su supervivencia
El intervalo de tiempo que transcurre desde que el paciente con infarto agudo de miocardio entra en un hospital hasta que recibe tratamiento resulta fundamental para su supervivencia y no debería ser superior a 90 minutos. Así lo recomiendan los expertos, que indican que a ese tiempo ya hay que sumar también las dos o tres horas que acostumbran a pasar desde que un paciente sufre un infarto hasta que llega al hospital.
El infarto de miocardio es la principal causa de muerte tanto en hombres como en mujeres en todo el mundo y tiene lugar cuando se produce un riego sanguíneo insuficiente producido por una obstrucción en una da las arterias coronarias.
La angioplastia primaria es la técnica más recomendada para el tratamiento del infarto agudo de miocardio, siempre que se realice en las condiciones adecuadas y con rapidez, dentro de los primeros 90 minutos que han transcurrido una vez el paciente ha llegado al hospital. Esta técnica trata la oclusión de la arteria coronaria mediante la aspiración del tapón de trombo para, a continuación, implantar un stent (una especie de malla metálica) que resuelva la estrechez subyacente.
La importancia de realizar esta intervención a tiempo es fundamental ya que la tasa relativa de mortalidad, en pacientes que han sufrido un infarto, aumenta en el 7,5% por cada 30 minutos de retraso en el tratamiento y más de 90 minutos es demasiado tiempo para mantener la zona del miocardio sin recibir riego sanguíneo, por lo que la angioplastia empezaría a ser cuestionable.
En 2008, se realizaron 61.810 angioplastias en España, 12.079 de las cuales en pacientes con infarto, lo que supone un 7% más que en 2007. A pesar de estas cifras, España está a la cola de Europa en la aplicación de este tipo de tratamiento. En este sentido, para el presidente de la Sección de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), el Dr. Francisco Javier Goicolea, la principal razón de este retraso se debe “a que las iniciativas para su aplicación han surgido de los propios Servicios de Cardiología y Hemodinámica, y no a una planificación organizada desde las instituciones sanitarias de las comunidades autónomas”. Esta situación ha condicionado una tasa de utilización muy desigual según la comunidad autónoma o inclusive en los diferentes hospitales dentro de cada comunidad, contraponiéndose al principio de equidad que rige nuestro sistema sanitario.
Según destaca Goicolea, “ahora que sabemos que la angioplastia es el mejor tratamiento, siempre que se pueda proporcionar con rapidez y un equipo médico disponible las 24 horas, es necesario crear un plan de actuación que proponga cómo proceder ante un infarto que se produce en un lugar y momento determinado y con unos recursos y condiciones médicas concretas, tal y como ya se ha hecho en otros países”.
En la actualidad son sólo cinco las comunidades autónomas que están promoviendo esta planificación desde las instituciones sanitarias: Murcia, Navarra, Galicia, Baleares y Cataluña.
Además, la iniciativa “Stent 4 life” liderada por la Asociación Europea de Intervencionismo Coronario (EAPCI), perteneciente a la Sociedad Europea de Cardiología, en la que participa la Sociedad Española de Cardiología, propone organizar la asistencia al infarto agudo de miocardio de tal manera que la angioplastia de emergencia sea posible en la mayor parte de los casos. Para ello se necesita una coordinación de los distintos servicios implicados (sistemas de emergencias médicas, servicios de urgencias hospitalarios y extrahospitalarios, Unidades coronarias y de vigilancia intensiva, cardiólogos y cardiólogos intervencionistas) así como ofrecer un suficiente número de laboratorios de intervención cardíaca con capacidad de dar respuesta las 24 horas del día.
La importancia del reconocimiento de los síntomas
Aunque el tiempo de reacción y aplicación de un tratamiento una vez el paciente llegue al hospital es vital, también lo es el tiempo que transcurre desde que un paciente sufre un infarto, reconoce sus síntomas y solicita auxilio. Se calcula que al menos un 50% del tiempo total que se pierde en la atención a un infarto es el tiempo que un paciente tarda en reconocer los síntomas y actuar en consecuencia.
En España se producen cerca de 70.000 infartos al año. Los síntomas clásicos de un infarto son dolor de pecho opresivo que puede irradiarse a los hombros, cuello y mandíbula, dificultad respiratoria, vómitos, náuseas, palpitaciones, sudoración y ansiedad.
En este sentido, tanto la SEC como la Fundación Española del Corazón (FEC) tienen especial interés y dedican tiempo y recursos a la explicación de estos síntomas, a través de diversas campañas informativas, con el fin de que el paciente que los sufra pueda reconocerlos lo antes posible.
Ante un episodio de infarto, se recomienda avisar a los servicios de emergencia sanitaria lo antes posible, permanecer quieto y sentado e intentar tranquilizarse. En ningún caso conviene conducir ni realizar esfuerzos.