Con motivo del día de San Valentín, la Fundación Española del Corazón (FEC) quiere recordar las bondades del amor sobre nuestra salud cardiovascular.
El enamoramiento es parte de un proceso bioquímico que se inicia en la corteza cerebral y que se difunde al sistema endocrino. Como tal, tiene sus efectos físicos que explican por qué este sentimiento es tan saludable y provoca un estimulo global tan placentero.
Al estar enamorado, además de activarse automáticamente la circulación, la hipófisis y el diencéfalo (partes del cerebro) se encargan de segregar hormonas como la oxitocina, la dopamina o la adrenalina. Estas sustancias, que también se segregan con las contracciones del útero en el parto, tras un orgasmo o durante la lactancia, actúan como protectoras del sistema cardiovascular, favoreciendo la salud de los vasos sanguíneos.
Por el contrario, varios estudios han demostrado que el "mal de amores" estimula, a través de la serotonina, un síndrome ansioso-depresivo que puede provocar complicaciones en el sistema cardiovascular, a partir de la originación de arritmias en pacientes que ya sufren cardiopatía isquémica. Las mismas sustancias segregadas durante el enamoramiento tienen, en este caso, un efecto negativo, al funcionar como aceleradoras. Además, la serotonina tiene una función vasoconstrictora, es decir que ocasiona un estrechamiento de los vasos sanguíneos.
"Sin duda, el estado amoroso perfecto es la estabilidad emocional. Resulta la etapa más beneficiosa para nuestra salud cardiovascular, pues, al ser más tranquila, no existe un sobreestímulo del sistema nervioso que pueda afectar negativamente a nuestro corazón", comenta el Dr. Leandro Plaza, presidente de la Fundación Española del Corazón.
Asimismo, cabe destacar que el apoyo emocional de la pareja en los pacientes que han sufrido un episodio cardíaco resulta clave, puesto que su colaboración en la práctica de hábitos de vida saludables es fundamental para prevenir factores de riesgo cardiovascular (alimentación, ejercicio, toma de la medicación...). De hecho, en diversos países se llevan cabo cursos de educación de la pareja del paciente cardíaco, dada su especial importancia.