Coincidiendo con el Puente de la Constitución, muchos españoles optarán en los próximos días por realizar largos viajes en avión, tren, autobús o coche, donde deberán permanecer durante varias horas sentados en un asiento, sin espacio para estirar las piernas. Por ello, la Fundación Española del Corazón (FEC) quiere recordar que conviene tomar ciertas medidas para evitar sufrir el síndrome de la clase turista.
Este síndrome aparece cuando debe permanecerse inmóvil en lugares reducidos que limitan el movimiento durante períodos prolongados, produciéndose una dificultad de retorno de la sangre al corazón y forzando su acumulación en las venas de las piernas. Esta situación puede provocar la formación de un coágulo en las venas de las piernas. Una vez que se forma este coágulo, éste puede liberarse a la circulación, pudiendo llegar a provocar una embolia de pulmón, que se manifiesta habitualmente en forma de dificultades respiratorias, taquicardia, dolores en el pecho, y en algunos casos como pérdida de conocimiento.
“En ese caso, es importante estar atento para reconocer los síntomas: hinchazón y dolor en las piernas, pues el trombo puede desprenderse formando una trombosis venosa profunda que desemboque en una embolia pulmonar”, explica el Dr. Alfonso Varela Román, secretario general de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
Aunque el síndrome puede darse en trenes, autobuses o coches, suele ser más habitual en los aviones, debido a la disminución relativa de la presión barométrica y a la baja humedad que presentan. Los síntomas se perciben, a veces, días después del viaje en avión, aunque en la mayoría de los casos en que existe accidente embólico, se produce coincidiendo con el descenso del avión.
El síndrome de la clase turista es muy poco habitual en personas que no padecen factores de riesgo, no llegando al 1% de prevalencia. Sin embargo, en aquellos que sufren de sobrepeso, hipertensión, tienen antecedentes cardiacos, se tratan con estrógenos o anticonceptivos orales, presentan una edad avanzada, padecen de enfermedades de coagulación, han sido operados recientemente o consumen alcohol y tabaco, su riesgo de presentar esta patología aumenta hasta un 4% o 5%.
En la mayoría de aerolíneas no existen protocolos de actuación para las tripulaciones sobre cómo debe actuarse ante casos de este tipo, lo cual sería muy aconsejable.
Sin embargo, en los últimos años, muchas de estas compañías han optado por publicar algunas recomendaciones en sus revistas corporativas para evitar el síndrome de la clase turista.
Por su parte, la FEC sugiere:
• Elegir los asientos del pasillo, pues permiten mucha más movilidad
• Levantarse al menos una vez cada una o dos horas para estirar las piernas, dando vueltas por los pasillos del avión, autobús o tren. En el caso del coche, habrá que parar para pasear
• Realizar ejercicios de contracción y estiramiento desde el asiento: subir y bajar los dedos de los pies, realizar movimientos circulares de tobillos, abrir y cerrar los dedos de ambas manos, girar el cuello en ambos sentidos, estirar los músculos de las piernas y realizar respiraciones diafragmáticas profundas
• Evitar cruzar las piernas, que nos cuelguen o tenerlas excesivamente dobladas
• No situar equipaje bajo el asiento delantero, de modo que no se reduzca el espacio donde colocar las piernas
• Evitar el consumo de alcohol, té y café, pues pueden tener un efecto diurético y/o vasodilatador. No obstante, conviene beber abundante agua para hidratarnos
• No llevar prendas ajustadas ni cinturones o cordones que nos opriman
• Los pacientes de alto riesgo deberán llevar medias o calcetines de compresión hasta las rodillas para ayudar a las venas dilatadas a que recuperen su forma original
• Estas personas deberán tomar una pastilla de acidoacetilsalicílico antes, durante y después del viaje