Según recientes datos publicados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el sobrepeso y la obesidad representan ya el quinto factor principal de riesgo de defunción en todo el mundo.
La Fundación Española del Corazón (FEC) quiere dar a conocer el rol que la nutrigenómica, o “nutrición personalizada”, desempeña en el campo de la prevención cardiovascular, ya que son diversas las investigaciones que demuestran que su progreso en el futuro permitirá prevenir y curar el desarrollo de algunas de las enfermedades más comunes.
Llevar una buena alimentación es una de las mejores formas de proteger nuestra salud, pero la realidad nos indica que con esto sólo no basta, así lo indica el Dr. Leandro Plaza, presidente de la FEC, quién señala que, “gran parte de los infartos podrían prevenirse siguiendo unos buenos hábitos alimenticios y con la práctica regular de ejercicio, a pesar de que estos conocimientos se llevan enseñando desde ya hace décadas, la realidad es que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en los países desarrollados y son las causantes del 40% de las defunciones que se producen en Europa y del 31,2% de las que tienen lugar en España”.
Las investigaciones realizadas hasta el momento indican que la sociedad de hoy vive bajo continuas alteraciones ambientales que influyen directamente en las mutaciones genéticas de cada individuo. Unos hábitos nutricionales poco recomendables, un cómodo sedentarismo, un permanente estrés diario y un desorden cronobiológico o circadiano, son los causantes de las alteraciones en la estructura de la constitución genética individual, que acaban generando la aparición de algunas enfermedades.
“El problema más evidente del estilo de vida actual es la obesidad, que no solo está presente en las calles de Estados Unidos, sino que también empieza a expandirse por Europa o incluso entre la población asiática, donde este fenómeno hace dos generaciones era casi inexistente. Todo el mundo está siguiendo la misma tendencia, fruto de la globalización y del pobre estilo de vida actual, que nos va conduciendo a una sociedad con cada vez más problemas nutricionales”, señala el catedrático de nutrición español, José Mª Ordovás, que desde 1982 reside en Framingham, Estados Unidos, donde dirige el Laboratorio de Nutrición y Genética de la Universidad de Tufts, en Boston, y que recientemente ha participado como ponente en el XLVIII Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares SEC 2012.
La nutrición es un instrumento clave para mantener una buena salud. Así lo demuestran diversos estudios epidemiológicos y de intervención llevados a cabo en el centro de investigación estadounidense que dirige el Dr. Ordovás, donde se ha comprobado, tras analizar a diferentes grupos sometidos a prudentes dietas alimentarias, que efectivamente existe una relación entre los diferentes factores dietéticos, polimorfismos genéticos y marcadores bioquímicos de enfermedad cardiovascular. “Cuando sometemos a un grupo de individuos a una dieta prudente se consiguen reducciones significativas tanto en el colesterol como en el peso medio del grupo, pero cuando se analiza a cada individuo por separado se observa un abanico de respuestas, ya que una misma dieta puede hacer bajar de peso a unos y en cambio no variarles en otros, eso es debido a la estructura del genoma de cada uno”, explica el Dr. Ordovás.
La nutrigenómica analiza cómo influyen los distintos nutrientes que ingerimos en el genoma humano. Así, se ha demostrado que nuestros hábitos nutricionales afectan a la expresión de nuestros genes y a la estructura de nuestro epigenoma, lo que a su vez incide en nuestra predisposición de desarrollar alguna de las enfermedades más comunes (enfermedad cardiovascular, cáncer,) y a nuestra forma natural de modular más eficazmente ese riesgo.
En la actualidad, alrededor del 25% de la población española es obesa y más de 2,8 millones de personas fallecen cada año en todo el mundo debido a esta pandemia, según la OMS. Ante esta nueva problemática, el Dr. Ordovás explica que, “efectivamente existe una parte de la población que es obesa primordialmente debido a sus genes, pero esta representa un escaso porcentaje. En la mayor parte de los casos es el medio ambiente quien, actuando sobre una genética predispuesta a la obesidad, pero no determinante, hace que se produzca este desorden”. Y añade, “la obesidad es tremendamente compleja, antes la atribuíamos a comer demasiado o a movernos poco, ahora sabemos que se trata de un fenómeno mucho más complicado, no se trata solamente de comer demasiado, sino de la constitución de lo que comemos, de cuándo lo hacemos y de muchos otros aspectos de nuestro entorno y comportamiento”.
Uno de los problemas de salud pública más graves del S.XXI a nivel mundial, es que hay más de 42 millones de niños menores de cinco años con sobrepeso. En España, la situación no es más esperanzadora ya que, según los últimos datos de la Encuesta Nacional de Salud, casi el 30% de la población infantil tiene sobrepeso u obesidad y cada vez se da en edades más tempranas. Ante estas cifras el Dr. José Mª Ordovás quiere destacar, “la suma importancia de la educación nutricional dirigida a madres embarazadas ya que es durante la etapa fetal cuando se empieza a desarrollar el riesgo de obesidad para el futuro”.
También otros aspectos de nuestro estilo de vida, cada vez más global, contribuyen a la ruptura cronobiológica entre nuestro genoma y su ambiente. Está demostrado científicamente que dormir pocas horas, comer deprisa o un desajuste en los horarios rutinarios de las comidas, provoca una alteración en nuestro reloj biológico. Todo ello favorece la aparición de la obesidad.
Ante el desarrollo de esta nueva ciencia como tratamiento alternativo para muchas enfermedades, la Fundación Española del Corazón quiere dar relevancia a los buenos hábitos nutricionales como medio para proteger nuestra salud cardiovascular, pero también quiere constatar la necesidad de un cambio de estilo de vida global. Del mismo modo, el Dr. Leandro Plaza también quiere trasladar el mensaje de que, “en un futuro no muy lejano dispondremos de las herramientas necesarias para conocer el genoma humano de cada individuo, hecho que nos permitirá aplicar dichos conocimientos en nutrigenómica con el objetivo de lograr una prevención más eficaz basada en la individualización de los tratamientos nutricionales”.