¿Eres amante de la comida rápida y la bollería? Pues ten mucho cuidado porque las personas que se alimentan con exceso de grasas saturadas y trans presentan más posibilidades de caer en depresión, una afección psicológica que afecta a cerca de 150 millones de personas en el mundo.
Ya conocíamos que las grasas trans y saturadas elevan el colesterol LDL (malo), uno de los clásicos factores de riesgo cardiovascular. Pero además, gracias a un reciente estudio desarrollado por investigadores de las universidades de Navarra y Las Palmas de Gran Canaria, ahora sabemos que existe relación entre el consumo de éstas y el desarrollo de depresión.
Durante seis años, el equipo liderado Miguel Ángel Martínez-González, de la Universidad de Navarra, analizó a 12.059 voluntarios del Proyecto SUN, quienes no presentaban depresión al inicio de la investigación, y de los cuales 657 desarrollaron esta dolencia al final del estudio. Los autores del artículo publicado en Plos One, encontraron que las personas con un consumo elevado de grasas trans y saturadas tenían un 48% más de riesgo de padecer depresión que aquellas que no la consumían.
¿Hay grasas saludables?
¡Desde luego que si! Curiosamente, los mismos investigadores de este estudio concluyeron que, a diferencia de lo que sucede con las grasas trans y saturadas, la grasa que contiene el aceite de oliva (monoinsaturada) y los aceites vegetales o el pescado (polinsaturada) se asocian a un riesgo menor de sufrir depresión. Otro aspecto a destacar de este trabajo es que los científicos reafirman la hipótesis de una mayor incidencia del estrés en países del norte de Europa (donde, por ejemplo, se consumen más derivados lácteos como la mantequilla, ricos en grasas saturadas) en comparación con los países del sur, donde la población se inclina más por la dieta mediterránea. Sin embargo, los responsables del estudio señalan que el número de casos de personas estresadas sigue en aumento, afectando en la actualidad a 150 millones de personas en todo el mundo.
Planifica su consumo
Ya hemos comentado que no todas las grasas son iguales, ya que algunos tipos de grasa sí suponen una importante fuente de energía que nos aporta no pocos nutrientes. Por su estructura química se dividen en saturadas, monoinsaturadas, poliinsaturadas y ácidos grasos trans. Para alimentarnos correctamente es esencial aprender a distinguir los tipos de grasas que existen, su función y la ingesta diaria recomendada. Asimismo, es importante que sepas distinguir los alimentos que contienen las grasas que no son saludables para tu organismo y que restrinjas su consumo:
Grasa saturada
- Grasa animal: carnes, vísceras, embutidos, piel de pollo, huevos, lácteos enteros, nata, yema de huevo
- Aceite de coco y palma (muy utilizados en la bollería industrial)
- Chocolate
- Pastelería y bollería
Ácidos grasos trans
- Algunas margarinas
- Patatas chips y otros aperitivos industriales fritos
- Pastelería y bollería industrial
Nuestros amigos de Consumer Eroski han subido a internet un interesante vídeo sobre el efecto de las grasas trans en nuestro organismo:
{youtube}Nj8nyqOYYf8{/youtube}
Recuerda que en la web de la Fundación Española del Corazón (FEC), concretamente en el bloque de nutrientes, te contamos con más detalles cuáles son los alimentos que contienen grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas, dos variedades que sí ofrecen importantes beneficios nutricionales.
Por último, un consejo: lee el etiquetado de los productos que compras y evita aquellos que incorporen a su composición un mayor porcentaje de grasas 'malas'. Y como siempre, apuesta por la dieta mediterránea: es buena para tu corazón y para tu salud mental.
Seguro que conoces a alguien que abusa en su alimentación de las grasas más perjudiciales. Comparte con ellos este artículo y ayúdales a adoptar unos buenos hábitos nutricionales.