La angina de pecho es una dolencia que afecta a un 2-3% de la población en España. Dos estudios concluyen que las personas obesas y aquellas que tienen constantes preocupaciones pueden ser más propensas a padecerla. Conoce más sobre es ella.
La angina de pecho se produce por la falta de un riego sanguíneo suficiente al músculo cardiaco y se manifiesta como dolor opresivo en el pecho. Se diferencia del infarto de miocardio en que en este último se produce necrosis (muerte) del músculo cardiaco.
La causa más frecuente de la angina es la ateroesclerosis, que produce un estrechamiento progresivo de las paredes de las arterias debido a una acumulación de lípidos (grasas) y células inflamatorias (linfocitos) lo que ocasiona que la sangre fluya de manera normal.
La angina también puede ser producirse, entre otras causas, tras grandes esfuerzos físico, el consumo de drogas (cocaína) y fármacos. Además estudios recientes también relacionan la incidencia de esta enfermedad con la obesidad y las preocupaciones.
IMC, un factor a tener en cuenta
En 2010, investigadores de la Drexel University School of Public Health (Philadelphia, Estados Unidos) analizaron la variabilidad en la prevalencia de angina de pecho en 52 países y su relación con el peso corporal, siguiendo los datos de la Encuesta Mundial de Salud de la OMS. Según este estudio, publicado en The American Journal of Cardiology un aumento del índice de masa corporal (IMC) se asoció significativamente con la probabilidad de tener angina de pecho, en concreto, los participantes con un IMC de 25 a 29 kg/m2 (sobrepeso), o IMC ≥ 30 kg/m2 (obesidad) tenían un riesgo significativamente mayor de sufrir angina de pecho en comparación con aquellos con un IMC normal (≥ 18,5 y <25 k/m2).
Cuando preocuparse debe preocuparnos
Otro estudio realizado por investigadores de la Universidad de Copenhague, asegura que las preocupaciones familiares pueden influir en el desarrollo de angina de pecho. En esta investigación publicada en el Journal of Epidemiology and Community Health, se analizó durante seis años la salud cardiovascular de más de 4.573 hombres y mujeres sanos de entre 40 y 50 años. Los resultados mostraron que tras seis años del inicio de la investigación el 9,5% de los hombres y el 9,1% de las mujeres sintió molestias u opresión en el pecho, síntomas habituales de la angina de pecho. Aquellos que tenían problemas o tensiones con sus hijos tenían el doble de riesgo de padecer angina de pecho, mientras que cuando los problemas eran con la pareja el riesgo era 3,5 veces mayor.
Aprende a reconocerla
Debemos tener en cuenta que la angina es en sí un dolor, de intensidad variable en el centro del pecho y/o en el brazo izquierdo, que puede extenderse también al cuello, la espalda y la mandíbula. En ocasiones, cuando la angina se asocia con isquemia miocárdica pueden aparecer náuseas, mareo, sudor frío, fatiga, falta de aire y sudoración. En mujeres, diabéticos y ancianos se da sin dolor (equivalentes anginosos).
Recuerda, la clave en mantener un estilo de vida saludable y en evitar las situaciones que nos generen preocupaciones o estrés. También es importante aprender a identificar esta dolencia y solicitar atención médica urgente en caso de que se presente.
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