El consumo de comida rápida no solo influye en la obesidad y los niveles de colesterol. Según una investigación llevada a cabo por las Universidades de Las Palmas de Gran Canaria y Navarra, la denominada fast food también parece afectar a nuestra salud mental y propicia un mayor riesgo de depresión.
Alimentarnos con comida rápida (hamburguesas, pizzas, salchichas, bocadillos, patatas fritas, etc.) incrementa en un 51% el riesgo de desarrollar depresión, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y de la Universidad de Navarra. Publicado en Public Health Nutrition, el estudio contó con 8.964 participantes sin diagnóstico previo de depresión ni consumo de antidepresivos, que fueron evaluados durante una media de seis años. Durante este periodo 493 personas fueron diagnosticadas de depresión o comenzaron a tomar antidepresivos. Los investigadores también encontraron que el consumo de pasteles elaborados (magdalenas, donuts, curasanes) también elevaba el riesgo de depresión.
Otro aspecto destacable de esta invetigación es que “cuanta más comida rápida se consume, mayor es el riesgo de depresión”, según ha indicado la Almudena Sánchez-Villegas, primera autora del estudio a la Agencia SINC.
En esta línea, hace poco comentábamos en nuestro blog un post sobre los resultados del proyecto SUN, otro estudio que concluía que las personas con un consumo elevado de grasas trans y saturadas tenían un 48% más de riesgo de padecer depresión que aquellas que no la consumían.
El consumo de comida rápida en España
Según el estudio El consumo de comida rápida, realizado por el Strategic Research Center de EAE Business School, la inversión en comida rápida en el mundo está liderada por Estados Unidos, Japón y China, en ese orden, mientras que los españoles somos de los que menos dinero nos gastamos en este tipo de alimentación, con una media de 21,81 euros por habitante al año. Sin embargo, a pesar de esa posición que ocupamos en el ránking, “España es el país industrializado, detrás de Francia, donde más crece el gasto por habitante en los últimos años, con un incremento de casi un 18% entre 2006 y 2010”, según indica este estudio. Por comunidades autónomas, Catalunya, Andalucía y Madrid ocupan los primeros puestos en el consumo de este tipo de comidas.
La fast food de cerca
La comida rápida se caracteriza por tener un alto contenido de grasas saturadas y proteínas, sal, y poca fibra, vitaminas y minerales. La Universidad de Navarra define los tres tipos de fast food a los que tiene acceso la población:
- De tipo anglosajón: hamburgueserías y otros, cuyo producto estrella son las salchichas y las patatas fritas
- De origen mediterráneo, pizzerías y bocaterías
- Otros países: kebabs de Marruecos, burritos mexicanos o comida china
Comida rápida y saludable
En la FEC insistimos en la importancia de la correcta alimentación para prevenir la obesidad, hipertensión e hipercolesterolemia, entre otros factores de riesgo, que pueden desarrollarse o empeorar por la falta de una dieta equilibrada. La excusa de muchas personas para alimentarse con comida rápida y bollería industrial es la falta de tiempo para preparar a diario sus menús. Sin embargo, cuando cocinar a diario no resulta una alternativa viable para ti, te animamos a que organices para hacerlo, por ejemplo, durante el fin de semana.
En este vídeo verás consejos muy útiles para elaborar comida de forma rápida y sencilla, llevar así una dieta equilibrada con los beneficios nutricionales que necesita tu organismo y reducir el consumo de comida menos saludable.
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Y tú, ¿consumes habitualmente comida rápida? ¿Qué opinas de la fast food? ¿Cómo te organizas para elaborar tus comidas diarias? Dinos tu opinión.