Con la carne roja, mejor menos que más. Así lo demuestra un estudio que asocia su consumo abusivo con un aumento del riesgo de enfermedades cardiovasculares y la mortalidad por cáncer. La sustitución de estas carnes por otras fuentes de proteínas saludables reduce los riesgos y también satisface el paladar.
Son muy apetecibles, fáciles de adquirir y preparar… ¡pero cuidado! El consumo de carnes de rojas debe controlarse y sustituirse por otros alimentos si queremos evitar las malas consecuencias para la salud cardiovascular. Según apunta un estudio realizado por el Departamento de Nutrición de la Universidad de Harvard, la ingesta de carne roja se asocia con un aumento del riesgo del total de padecer enfermedades cardiovasculares y de mortalidad por cáncer. Para llegar a esta conclusión, los autores observaron los datos de 37.698 hombres que participaron en el Estudio de Seguimiento de Salud, realizado entre 1986 y 2008, y los de 83.644 mujeres que formaron parte del Estudio de Salud de Enfermeras, llevado a cabo entre 1980 y 2008, todos libres de enfermedades cardiovasculares y cáncer al comienzo del seguimiento. La dieta se evaluó mediante cuestionarios de frecuencia alimentaria validados y actualizados cada cuatro años.
Los resultados de este estudio, publicado recientemente en Archives of Internal Medicine, han registrado 23.926 muertes en total, de las cuales 5.910 eran debidas a las enfermedades cardiovasculares y 9.464 ocasionadas por el cáncer. Asimismo, los investigadores encontraron que la ingesta de una porción de carne roja no procesada al día incrementaba en un 13% el riesgo de mortalidad, mientras que la misma cantidad de carnes rojas procesada era de un 20%. Esta investigación también encontró que las sustituciones de dicha porción de carne roja por otros alimentos (incluidos los pescados, aves de corral, frutos secos, legumbres, lácteos bajos en grasa y granos enteros) se asocia con un riego menor de mortalidad del 7% a 19%. Y más aún: un 9,3% de las muertes en hombres y 7,6% en las mujeres de estas cohortes se podrían haber prevenido si todas las personas hubieran consumido menos de 0,5 porciones al día (aproximadamente 42 g/d) de la carne roja.
Alternativas a la carne
En una alimentación saludable y equilibrada, la ingesta recomendada de este alimento es de 3-4 raciones a la semana (raciones de 100-125 g, es decir, un filete pequeño). Aunque muchas personas descartan la reducción del consumo de carne por temor a disminuir también las cantidades de proteínas necesarias para el organismo, ¡nada más lejos de la realidad! Ya hemos comentado antes que las carnes no son la única fuente de proteínas, ya que también puedes encontrar este nutriente en otros alimentos como:
En nuestro apartado dedicado a este grupo de alimentos encontrarás información sobre sus características nutricionales, consejos para elegir y preparar las carnes más sanas y una tabla para con la composición nutricional de acuerdo al tipo de carne.
¿Sabes distinguir los tipos de carnes?
Este vídeo de la web de Eroski Consumer se explican las diferencias entre las carnes rojas y blancas, sus consecuencias para la salud y algunos buenos consejos para su consumo.
{youtube}1SI13tDoZY8{/youtube}
Ojo con los embutidos
Muchas veces no nos damos cuenta, pero los embutidos también son carne. En personas sanas, los embutidos deben consumirse pocas veces a la semana debido a la gran cantidad de ácidos grasos saturados, colesterol y sal que contienen.
Y algo muy importante: los pacientes cardiacos deben intentar restringir la ingesta de carnes rojas y decantarse mejor por las magras con poca grasa (pollo sin piel, conejo). De esta forma, contribuirán a evitar el efecto negativo de las grasas saturadas que perjudican más su salud cardiovascular.