Un estudio realizado en Reino Unido concluye que el distrés aumenta el riesgo de padecer enfermedad cerebrovascular y cardiopatía isquémica. En este post te hablamos sobre este estado psicológico, sus síntomas y las consecuencias que tiene para la salud.
La guía de cuidados paliativos de la Comunidad de Madrid define el distrés como el “estrés desagradable”, aquel que “produce una progresiva pérdida de energía, agotamiento emocional y desmotivación general”. La Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), explica que “toda persona hace constantes esfuerzos cognitivos y conductuales para manejar adecuadamente las situaciones que se le presentan, por lo tanto, no todo el estrés tiene consecuencias negativas. Solo cuando la situación desborda la capacidad de control del sujeto se producen consecuencias negativas. Este resultado negativo se denomina distrés, a diferencia del estrés positivo, o euestrés, que puede ser un buen dinamizador de la actividad conductual (laboral, por ejemplo)”.
Distrés y riesgo cerebrovascular
En un estudio reciente publicado en el Canadian Medical Association Journal se dieron a conocer los resultado de una investigación llevada a cabo por investigadores del Colegio Universitario de Londres que intentaba determinar la asociación entre el distrés psicológico y el riesgo de desarrollar una enfermedad cerebrovascular. Para ello, los autores analizaron 68.652 participantes de la Encuesta de Salud de Inglaterra. La gran mayoría de los participantes eran blancos, un 45% eran hombres, y la edad promedio era de 55 años. Tras un seguimiento de 8 años se produjeron 2.367 muertes por enfermedad cardiovascular, y aquellos que tenían distrés presentaron un mayor riesgo de muerte por enfermedad cerebrovascular y cardiopatía isquémica.
El distrés afecta la capacidad física
Otro estudio realizado en Australia y publicado en Journal of the American Geriatrics Society, concluye que las personas con distrés psiológico tienen un mayor riesgo de desarrollar discapacidad física. Los investigadores analizaron los datos de casi 100.000 hombres y mujeres australianos (a partir de 65 años de edad), y hallaron que el 8,4% de ellos experimentaban distrés psicológico, y estos tenían un riesgo de discapacidad física cuatro veces superior que quienes no lo padecían. Otro hallazgo del estudio apunta que del grupo estudiado, aquellas personas que eran físicamente activas eran menos propensas a sufrir de discapacidades físicas.
Señales de alerta
Según la guía de cuidados paliativos de la Comunidad de Madrid, los síntomas del distrés psicológico son los siguientes:
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Físicos. Palpitaciones, sensación de ahogo, hiperventilación, sequedad de boca, apnea, náuseas, malestares digestivos, diarrea, estreñimiento, tensión y/o dolor muscular, calambres, inquietud, hiperactividad, temblor en las manos, fatiga, mareos, dolor de cabeza, sofocos, manos y pies fríos, disminución del deseo sexual, mayor consumo de sustancias (alcohol, drogas, tabaco).
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Psíquicos. Angustia, preocupación, desesperanza, introversión, depresión, impaciencia, irritación, hostilidad, agresividad, frustración, aburrimiento, inseguridad, sentimiento de culpa; desinterés por la apariencia, por la salud, por el sexo; incapacidad de finalizar una tarea antes de comenzar otra, dificultad para pensar con claridad, concentrarse y/o tomar decisiones, fallos en la memoria, falta de creatividad, disminución de la atención, inflexibilidad, hipercrítica, comportamiento irracional, pérdida de la eficacia en la productividad.
No dejes que el estrés te domine
En un post anterior ya hablamos sobre el estrés como marcador de riesgo cardiovascular y la importancia de mantenerlo a raya para evitar que esta situación nos supere y ocasione problemas en nuestra salud. Te invitamos a consultarlo de nuevo y a poner en práctica algunas de las recomendaciones para manejar el estrés. También te sugerimos leer las Diez maneras de aliviar tu estrés, una lista de consejos realizada por la Clínica Cleveland.
No olvides consultar a tu médico si sientes que el estrés se ha convertido en una constante en tu vida y no logras controlarlo.