Desde muy antiguo se sabe que dormir adecuadamente es bueno para la salud. Recientemente, un grupo de científicos canadienses ha puesto de manifiesto que el insomnio persistente acaba perjudicando el corazón.
Con el sueño, todo el organismo se relaja; el corazón, también. Es, por tanto, el periodo durante el cual el trabajo cardiaco disminuye y el corazón consigue ese nivel de recuperación que le permitirá afrontar con firmeza los trabajos del día siguiente.
Un artículo publicado en la revista Sleep por el grupo que lidera la doctora Paola Lanfranchi, de la universidad de Montreal (Canadá), concluye que los sujetos que sufren insomnio crónico tienen mayores niveles de tensión arterial durante el sueño lo que impide una relajación adecuada del corazón, un aumento de su consumo de energía y un consecuente aumento del riesgo cardiovascular.
Desde hace tiempo se sabía que las pulsaciones cardiacas y la presión arterial descienden notablemente durante el sueño. Esto supone un beneficio notorio para el corazón, ya que durante esa etapa, el ahorro en su consumo metabólico es proporcional a la reducción de esos parámetros. También se sabía que los pacientes hipertensos que no reducen su tensión arterial durante el sueño son, no solamente, los que peor responden a los tratamientos, sino los que presentan un pronóstico menos favorable. De hecho, sus posibilidades de sufrir un episodio cardiaco o cerebral son más elevadas que en aquellos otros que reducen espontáneamente sus valores tensionales durante el sueño.
Los autores de esta investigación confrontaron dos grupos de voluntarios sanos. Unos, con insomnio crónico y otros con sueño normal. Ambos grupos fueron monitorizados durante periodos de 24 y 48 horas en los que se incluían las habituales fases de sueño. Los resultados demostraron que los insomnes mostraban, tanto durante el día pero sobre todo durante la noche, presiones arteriales significativamente más altas que los que tenían un sueño normal.
En palabras de la doctora Paola Franchini, directora de este estudio clínico, "tras varios años de insomnio crónico los efectos sobre la salud cardiovascular pueden llegar a ser nefastos, ya que la ausencia de caída fisiológica de la tensión arterial durante el sueño aumenta el trabajo cardiaco lo que eleva paralelamente el riesgo de sufrir un ataque cardiaco.”
Otro dato ciertamente alarmante de este estudio indica que hasta un 48% de la población general sufre, en una o varias etapas de su vida, episodios de insomnio crónico de mayor o menor intensidad. Los cardiólogos, por tanto, tendremos que empezar a considerar al insomnio como un factor añadido de riesgo cardiovascular contra el que habrá que luchar decididamente.
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Autor
Dr. José Luis Palma Gámiz
Vicepresidente de la Fundación Española del Corazón
Twitter: @jlpalmagamiz