Alrededor de un millón de españoles sufre fibrilación auricular, el nombre con el que se conoce a la arritmia más frecuente. El mayor riesgo de esta patología es que multiplica por cinco el riesgo de sufrir un ictus, por lo que resulta fundamental administrar anticoagulantes a los pacientes, el método más efectivo para prevenirlo. Hoy, Día Nacional del Paciente Anticoagulado, analizamos cómo está repercutiendo en la salud de los pacientes la llegada de los nuevos anticoagulantes (NACOs), una apuesta más segura hacia el control de la anticoagulación respecto a fármacos más clásicos como el Sintrom.
Según las conclusiones de la primera parte del estudio que está llevando a cabo la Sociedad Española de Cardiología (SEC) para conocer el nivel de mala anticoagulación en nuestro país, el 54% de los españoles con fibrilación auricular que está tomando Sintrom no está bien controlado, lo que significa que a pesar de estar siendo tratados es posible que la medicación no impida un ictus o una hermorragia, dependiendo de si están por debajo o por encima del nivel de anticoagulación recomendado. La razón es que aunque los fármacos antivitamina K como el Sintrom son eficaces en el tratamiento, también ofrecen unos niveles de anticoagulación variables, lo que abre las posibilidades de que el paciente no se encuentre bien tratado.
Cuando el ajuste de la medicación no mejora con el control de estos pacientes se recomienda la administración de los nuevos anticoagulantes (NACOs), que permiten un control más estable del nivel de anticoagulación. De hecho, estos medicamentos suponen un claro avance respecto al control de la anticoagulación, según los especialistas. Tanto que en algunos países europeos, como Alemania, se les administran a casi el 50% de los pacientes según el registro PREFER in VITE.
Son algunos de los datos que se desprenden del estudio FANTASIIA, coordinado por el doctor Vicente Bertomeu, presidente anterior de la SEC, y por el doctor Manuel Anguita, cardiólogo del Servicio de Cardiología del Hospital Reina Sofía. El estudio prevé analizar durante tres años a casi 3.000 pacientes con fibrilación auricular no valvular que están tomando anticoagulantes, y los datos presentados pertenecen a un análisis inicial en los primeros 1.300 pacientes incluidos, de los cuales casi 1.000 recibían anticoagulantes clásicos como el Sintrom. "Uno de los objetivos del estudio", explica el doctor Bertomeu, "fue cuantificar los pacientes que no estaban siendo medicados correctamente. El 54% obtenido tras la conclusión del estudio exige elaborar estrategias que mejoren el control de esta enfermedad."
Por su parte, el doctor Anguita coincide en que hay que mejorar el control de los pacientes anticoagulados en España, "para lo que pueden emplearse diversas estrategias, siendo probablemente una de las más razonables un mayor uso de los nuevos anticoagulantes en nuestro país. Un control más exhaustivo del nivel de anticoagulación de estos pacientes ayudará a identificar a aquellos que van a beneficiarse de los nuevos fármacos, consiguiendo una mejora en el control de la fibrilación auricular y de sus graves complicaciones", concluye el doctor Anguita.