Si a la hora de hacer la compra ponemos en práctica siete sencillas recomendaciones reduciremos nuestro riesgo cardiovascular. Así, cuando nos sentemos a la mesa para comer estaremos protegiendo nuestro corazón.
Lo que comemos es clave para nuestro corazón: el riesgo cardiovascular puede aumentar o disminuir en función de los productos que consumimos. De hecho, podríamos reducir nuestro riesgo cardiovascular hasta un 30% si seleccionáramos adecuadamente lo que incluimos en nuestra cesta de la compra. Porque aunque al sentarnos a la mesa podamos poner en práctica ciertos hábitos cardiosaluables (olvidarnos del salero, llenar moderadamente el plato, beber agua...), la tarea que más consecuencias tiene en nuestro organismo y en la salud cardiovascular tiene lugar antes, en el supermercado.
¿Cómo conseguir que la lista de la compra ayude a cuidar nuestra salud cardiovascular? Varios grupos de nutricionistas del Grado de Nutrición Humana y Dietética de la Universidad Complutense de Madrid, organizados por la FEC, lo han explicado en siete supermercados El Corte Inglés de la Comunidad de Madrid. Hay siete trucos que pueden echarnos una mano:
1. El método del plato: si dividiéramos un plato en tres porciones, de forma que una de ellas ocupara la mitad y las otras dos, un cuarto de plato cada una, tendríamos que rellenar esa mitad con verduras y hortalizas, un cuarto con proteínas (carne, pescado, huevos, legumbres...) y otro cuarto con hidratos de carbono como pasta, arroz o pan. Esa misma regla podría aplicarse a nuestra cesta de la compra, llenando la mitad de ella con verduras y hortalizas, un cuarto con proteínas y otro cuarto con hidratos de carbono como los señalados.
2. Leer el etiquetado: acostumbrarnos a leer las etiquetas de los productos del supermercado es un hábito que puede aportarnos muchos beneficios. Se trata de escoger los productos bajos en azúcares refinados, grasas saturadas, grasas trans y sal. Recuerda que frases como "Sin azúcares" o "Sin grasa" no quieren decir que no tengan nada de azúcar o de grasa sino que son alimentos que no contienen más de 0,5 g de azúcar por cada 100 g de alimento o que aportan menos de 0,5 g de grasa por cada 100 g de producto.
3. Alimentos crudos, tantos como para cocinar: según los nutricionistas, lo ideal es que una de las dos comidas principales del día sea cruda y la otra, cocinada. De ahí que haya que comprar tantos alimentos para comer en crudo como para cocinar, lo que habitualmente requiere incrementar la compra de verduras y hortalizas.
4. Elegir el tipo de grasas: además de saber que la cantidad de alimentos ricos en grasas que consumimos diariamente no debería superar el 35% de la ingesta total, conviene recordar que no todos los tipos de grasas son iguales. Los ácidos monoinsaturados y los poliinsaturados (Omega 3 y 6) son beneficiosos para el organismo mientras que las grasas trans y las saturadas son las más perjudiciales. En este enlace encontrarás más información sobre las grasas.
5. Pocos azúcares: reducir la cantidad de azúcar de nuestra dieta no se limita a dejar de echar azúcar al café. La mayoría de los productos manufacturados contienen azúcares, por eso es importante fijarnos en el etiquetado. La frase "Sin azúcares añadidos" no significa que el producto no tenga azúcar sino que no se ha añadido ningún azúcar simple y que el producto contiene azúcares naturales.
6. Reducir la sal: en España, el consumo de sal medio diario está en torno a 9,8 gramos de sal al día, casi el doble de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud. En realidad, una cucharadita de sal sería la cantidad ideal para todo el día. Pero en ella se incluye algo más que la sal con que sazonamos la ensalada o un guiso porque los alimentos también la contienen. Por eso conviene leer los etiquetados y tener en cuenta que muchos de ellos incluyen la cantidad de sodio, no de sal. Para calcularla basta con saber que 2 gramos de sodio equivalen a 5 de sal. Si quieres más información acerca del consumo ideal de sal, puedes encontrarla aquí.
7. Productos de temporada: decantarnos por los productos de la temporada en la que nos encontramos es una de las mejores decisiones que podemos tomar a la hora de la compra. No sólo suelen tener mejor relación calidad-precio sino que además se encuentran en el momento óptimo de consumo, lo que nos aporta más beneficios.
¿Quieres saber aún más acerca de qué comprar para mantener una buena salud cardiovascular? Descárgate nuestro folleto 'Saber qué comprar, clave para un corazón sano' aquí.