¿Hay una fecha establecida para regresar al trabajo una vez recuperados de un infarto? ¿O no todos los pacientes se reincorporan? Y de ser así, ¿cuáles son las razones? Celebramos el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo contestantdo a estas y otras preguntas.
Según el colectivo médico, la rutina tras un evento cardiovascular como un infarto varía de un paciente a otro, pero a todos ellos suele inquietarles si podrán volver a su trabajo, retomando el día a día en la oficina o el lugar donde desempeñen sus tareas laborales. Hoy, gracias a los avances que se han experimentado en el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares, la realidad es que la mayoría de los pacientes podrán recuperar su rutina profesional tras un infarto.
La valoración de la gravedad de las lesiones, así como la evolución de la enfermedad y el conocimiento de las características del puesto de trabajo, son algunos elementos clave para que el cardiólogo emita un informe acerca de la conveniencia o no de la reincorporación laboral. Y desde hace algunos años, la evolución de la enfermedad está siendo más positiva que hace unas décadas, lo que ha logrado un aumento en las reincorporaciones.
Si hace 30 años tan solo regresaba a su puesto entre el 30 y el 40% de las personas que padecían un infarto, ahora prácticamente el 90% de quienes superan un infarto consiguen recuperar su rutina laboral. En ello ha jugado un papel fundamental la rehabilitación cardiaca, un programa multidisciplinar con el que se intenta reeducar al paciente para que practique hábitos saludables e incorpore a su día a día ejercicio físico además de alimentación sana y equilibrada. La deshabituación tabáquica y la atención psicológica para combatir altos niveles de ansiedad, depresión y estrés, que son frecuentes tras un evento cardiaco, son otros elementos importantes en el programa de la rehabilitación cardiaca.
Trabajo y rehabilitación
Para saber si un paciente está listo para volver a trabajar, una de las pruebas que se realizan tras recibir el alta hospitalaria es la prueba de esfuerzo, con la que se determina tanto la forma física como la situación cardiológica. Con los resultados de la prueba y un análisis del puesto con el objetivo de averiguar si requiere un esfuerzo físico elevado, manejar maquinaria ligada a un carnet especial o asumir una alta responsabilidad, se emite el informe, en el que también se tienen en cuenta factores psicológicos.
Lo habitual es que, si todo va bien y las condiciones del puesto lo permiten, los pacientes se reincorporen a su empleo entre cuatro y seis semanas después del infarto. Los programas de rehabilitación cardiaca tiene una duración algo mayor -en torno a 8 o 10 semanas-. Pero para que no supongan un obstáculo para la reincorporación laboral en caso de que el especialista haya determinado que el paciente ya puede retomar su empleo, los horarios se adaptan de forma que no interrumpan la jornada de trabajo. De esa forma, el paciente puede enfrentarse a situaciones ante las que puede requerir el consejo de su médico, y dado que aún está en el programa de rehabilitación, el especialista podrá resolver rápidamente sus dudas.