Cada 18 de abril se celebra el Día Europeo de los Derechos de los Pacientes, una relación de derechos entre los que se encuentra uno de los más básicos: el de la protección de la salud. El colectivo médico juega un papel fundamental en esa tarea, tanto en el ámbito de la prevención como en el del tratamiento de la enfermedad. De ahí que la relación médico-paciente sea clave para cuidarnos.
Muestra de ello es que cuando se da una relación de confianza, en la que el médico anima al paciente a que exponga sus dudas, el control de la patología mejora. Así lo demostró un estudio publicado en American Journal of Hypertension, en el que se determinó que los pacientes que comparten sus dudas con el médico y acuden periódicamente a los centros de salud mejoran en un 30% el control de la presión arterial. La investigación analizó a más de 12.000 pacientes durante cinco años, y los resultados del estudio permitieron reafirmar que las pautas sobre consejos y hábitos saludables proporcionadas por los médicos fueron muy importantes para conseguir niveles de presión arterial óptimos. Gracias a ellas, los pacientes participaron activamente en el tratamiento de su enfermedad. Y esa es otra parte fundamental para que la ecuación funcione: que el paciente se implique en el tratamiento de su enfermedad, siguiendo las pautas indicadas por su médico.
Paciente Experto
Tras la comunicación de un diagnóstico, la reacción del paciente puede ser muy variada. Sin embargo es frecuente que en ella aparezcan sentimientos como miedo, desconcierto y, sobre todo, incertidumbre. Por eso resulta crucial resolver las dudas del paciente, que cada vez quiere estar mejor informado, algo que influye en cómo afrontará la enfermedad. Si el paciente sabe que sus hábitos pueden influir positivamente en su pronóstico, hay más probabilidades de que se corresponsabilice del control del tratamiento y tenga siempre presente el consejo del profesional.
En el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares el papel del paciente es especialmente importante, ya que tanto una alimentación saludable y equilibrada como incluir en sus rutinas diarias ejercicio físico, influye de forma beneficiosa en la salud cardiovascular.
Por esa razón, la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y la Fundación Española del Corazón (FEC), de la mano del proyecto MimoCardio, pusieron en marcha hace ya más de dos años la Escuela del Paciente Experto con el objetivo de mejorar el tratamiento y evolución del paciente cardiópata. Con ellas se pretende aumentar el conocimiento por parte del paciente de su propia patología para fomentar comportamientos y conductas saludables que ayuden a una buena evolución de su enfermedad. Así, se proporciona a los pacientes crónicos el apoyo que necesiten para continuar con su vida diaria además de procurar que el paciente se responsabilice de su autocuidado.
También puede resultar de ayuda la experiencia de otros pacientes que hayan pasado por la misma situación, por lo que se fomenta la transmisión de la información entre pacientes, con indudables beneficios como la creación de redes de apoyo mutuo, un mejor conocimiento y mayor experiencia de la enfermedad.