El debate sobre si los cigarrillos electrónicos son una ayuda para evitar los problemas asociados al tabaco convencional o, por el contrario, deberían ser rechazados porque aún no hay evidencia sobre su eficacia para abandonar el tabaco, además de que no deben considerarse totalmente inofensivos para la salud, continúa a la orden del día. A ello se refirió la cardióloga Regina Dalmau, presidenta del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, en el Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares SEC 2018, recordando que “el cigarrillo electrónico no es vapor de agua, ni debe considerarse inocuo”.
Entre las razones que los especialistas argumentan para contraindicar el cigarrillo electrónico se encuentra el que contienen nicotina -principal responsable de la adicción al tabaco y un potencial tóxico cardiovascular-, además de metales pesados y otras sustancias que pueden ser cancerígenas, como el formaldehído y el acetaldehído. Otro de los argumentos es que aún no se cuenta con experiencia a largo plazo acerca de los riesgos asociados a su consumo, “ni tampoco hay evidencia sólida e independiente sobre su eficacia para dejar de fumar”, señalaba la doctora Dalmau.
La presidenta del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), donde están representadas la Sociedad Española de Cardiología (SEC), la Fundación Española del Corazón (FEC) y la Asociación Española de Enfermería en Cardiología (AEEC), añadía también que la postura del CNPT es firme respecto a estos productos. “Siempre hemos defendido que para reducir la morbimortalidad relacionada con el consumo de tabaco, la prioridad es el cese total”, señalaba Dalmau recordando que “la mayoría de las personas fumadoras que logran el cese lo hacen sin ayuda profesional ni farmacológica, y para aquellas que no lo consiguen o recaen, el sistema sanitario debe ofrecer una red consolidada y efectiva de atención al fumador, algo que también venimos reclamando desde hace tiempo”.
Junto a este debate, uno de los aspectos que más preocupa al colectivo médico es la prevalencia de este producto en los jóvenes. En su ponencia, la presidenta del CNPT aportó datos sobre el uso del cigarrillo electrónico en España obtenidos del estudio ESTUDES 2016/17, según el cual un 20,1% de los estudiantes ha usado cigarrillos electrónicos alguna vez, lo que supone un 3% más que en 2014. De ellos, un 78,8% ha fumado alguna vez tabaco. Sin embargo, la percepción del riesgo del uso de los cigarrillos electrónicos entre el alumnado es muy baja, según el mismo estudio, lo que está haciendo crecer su consumo.
Por su parte, desde la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) se ha advertido del riesgo que supone el que los cigarrillos electrónicos se estén utilizando para captar potenciales fumadores entre jóvenes y adolescentes, tal como señala una publicación en The New England Journal of Medicine.