Vencer el sedentarismo y tener un corazón activo es fundamental para proteger la salud cardiovascular. Los beneficios de una práctica regular son muy altos en todas las edades, pero en algunos grupos de población esta actividad se convierte en una cuestión esencial. Es el caso de las mujeres mayores de 50 años ya que, tras la llegada de la menopausia y los cambios hormonales, aumenta el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular.
¿Qué ventajas aporta el ejercicio físico a nuestro organismo?
El ejercicio físico provoca reacciones en distintos niveles. Ayuda a tener un mejor estado de ánimo, ya que cuando estamos en movimiento se producen endorfinas. También elimina toxinas, se queman grasas, lo que permite controlar el sobrepeso, y ayuda a reducir los niveles de colesterol, la tensión y el azúcar en sangre.
Por otro lado, con el ejercicio ganamos fuerza, equilibrio, flexibilidad y agilidad, previene la osteoporosis, el envejecimiento prematuro, dolores, lesiones y también patologías musculares y articulares. Además, aumenta la capacidad respiratoria, mejora el descanso al facilitar el sueño, regula el apetito y favorece las digestiones. Y también ayuda a controlar el estrés, reduciendo los niveles de cortisol en sangre.
¿Qué tipo de ejercicio es más recomendable?
Antes de comenzar a incorporar a la vida cotidiana una actividad física constante, es buena idea consultar con el médico, para conocer cuál es el estado del corazón y así analizar qué tipo de ejercicio se puede adaptar a cada persona.
Si nos decidimos a ponernos en marcha pero los gimnasios no nos resultan atractivos hay otras opciones. A través de la práctica de algunos deportes que podemos realizar al aire libre –ciclismo, baile, senderismo, natación…-, o de ejercicios que podemos realizar en casa o en la piscina se puede mantener el corazón en buena forma. De hecho, el ejercicio más recomendado para la mayoría de la población es caminar a buen ritmo.
¿Qué hábitos se pueden incorporar a la vida cotidiana?
Además de mantener unos buenos niveles de hidratación bebiendo agua con frecuencia, la principal recomendación pasa por evitar, en lo posible, el sedentarismo y caminar todos los días. Se puede utilizar el transporte público y bajarse una o dos paradas antes de llegar al destino o utilizar las escaleras en lugar del ascensor.
También podemos realizar una sencilla rutina de 10 minutos todos días, en casa o al aire libre, tanto en una silla como de pie. Se recomienda realizar diez repeticiones de estos ejercicios:
- Elevar los brazos hasta extender los codos, llevando las manos de los hombros hacia el cielo.
- Extender los brazos hacia delante llevando las manos desde los hombros hacia el frente.
- Levantarse de la silla hasta extender del todo las rodillas y volver a sentarnos.
- Hacer lo mismo elevando los brazos al mismo tiempo.
- De pie, con los brazos abiertos y flexionados, elevar cada vez una rodilla al tiempo que juntamos las palmas frente a la cara.
- Terminar con 10 respiraciones profundas.
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