Según el estudio Di@betes publicado en Revista Española de Cardiología (REC), el 42,6% de los mayores de 18 años residentes en España son hipertensos. Esa cifra significa que casi la mitad de los adultos españoles cuentan con un importante factor de riesgo cardiovascular. Y muchos de ellos, sin saberlo: el mismo estudio halló que el 37,4% de los hipertensos no está diagnosticado.
Por eso, los cardiólogos recomiendan tomarse la presión arterial al menos una vez al año a partir de los 40 años. Si nos la medimos nosotros mismos debemos seguir las recomendaciones que detallamos en este vídeo, entre las que se encuentran estar relajado o no haber comido ni bebido sustancias excitantes en las dos horas previas.
Lo que mide la presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias al ser bombeada por el corazón. Así, la presión arterial es más alta cuando el corazón se contrae bombeando la sangre. Es la llamada presión sistólica. Por el contrario, la presión arterial es más baja cuando el corazón se relaja entre latidos, que es la presión diastólica. Como referencia, se considera que unos valores tensionales normales se encuentran por debajo de 130/85 mm Hg siempre que no lleguen a la hipotensión (≤90/60 mm Hg). Por el contrario, la hipertensión alude a cifras mayores o iguales a 140/90 mm Hg.
La razón de que mantener unas cifras elevadas de presión arterial sea una amenaza para la salud cardiovascular es que el corazón, al igual que las arterias y los riñones, hace un sobreesfuerzo adicional que aumenta el riesgo de insuficiencia cardiaca, arritmias, hipertrofia del ventrículo izquierdo, relajación disminuida del ventrículo izquierdo, dilatación de la aurícula izquierda e incluso infarto de miocardio o infarto cerebral.
Según los expertos, hay factores que influyen en la hipertensión que no podemos controlar, como el envejecimiento, la menopausia o el factor genético. Sin embargo, sí podemos actuar combatiendo otros factores que influyen en la aparición de la hipertensión como son la obesidad, el sedentarismo, la mala alimentación o el alto consumo de sal. Por eso, para poder controlar nuestras cifras de presión arterial, las dos reglas básicas son prestar atención a nuestra alimentación eliminando la sal y siguiendo la dieta mediterránea y hacer ejercicio.
En cuanto a esta última recomendación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la incluye desde hace tres décadas entre las medidas no farmacológicas más importantes destinadas a disminuir los valores de tensión arterial. Concretamente recomienda a los adultos practicar, como mínimo, 150 minutos semanales de actividad física aeróbica de intensidad moderada o 75 minutos de actividad intensa.
Respecto a la alimentación, lo principal es ingerir cinco porciones de fruta y verdura al día, reducir las grasas –especialmente las saturadas– y disminuir la ración de sal a menos de 5 gramos diarios –una cucharadita de café- o incluso eliminarla por completo sustituyéndola por hierbas y especias libres de sodio. Otra recomendación es eliminar también de la alimentación los procesados, que contienen grandes cantidades de sal. Y en cuanto al alcohol, el exceso de consumo puede derivar en un incremento de la presión arterial, por lo que también es buena idea evitarlo. Para quienes busquen una dieta, pueden encontrarla en este enlace.
Además, los expertos recuerdan que si la hipertensión arterial aparece en personas fumadoras, las posibilidades de sufrir un infarto cerebral o de miocardio se multiplican. De ahí que dejar de fumar sea también básico.
Recomendaciones para hipertensos respecto a la COVID-19
Las dudas entre pacientes hipertensos respecto a su relación con la COVID-19 han surgido desde el inicio de la pandemia. Sin embargo, como explica el Dr. Pablo Jorge Pérez, vocal de la Asociación de Cardiopatía Isquémica y Cuidados Agudos Cardiovasculares de la Sociedad Española de Cardiología, la hipertensión no aumenta el riesgo de contagio por coronavirus.
En cuanto a si los pacientes hipertensos muestran peor evolución si se infectan con COVID-19, el Dr. Alfonso Valle, vocal de la Asociación de Riesgo Cardiovascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología, explica que esta patología no tiene por qué afectar a su evolución. Y respecto al rumor que estas semanas ha llegado a las diferentes redes acerca de que tratamientos hipertensivos podían agravar la infección por COVID-19, el Dr. Valle afirma que no hay ninguna evidencia de ello. De hecho, en todas las sociedades médicas, tanto nacionales como europeas y americanas, recomiendan mantener el tratamiento previo que se estaba siguiendo para la hipertensión.