La diabetes está considerada un importante factor de riesgo cardiovascular. Tanto que los expertos afirman que los pacientes diabéticos deben ser tratados casi como enfermos cardiovasculares, lo que implica intentar mantener a raya, además de la diabetes, el resto de factores de riesgo cardiaco. La buena noticia es que, con un estilo de vida saludable y, si es necesario, la medicación adecuada, todo ese riesgo cardiovascular del paciente diabético se revierte.
Así lo afirmaron los doctores Manuel Anguita, presidente de honor de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y cardiólogo en el Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, Raquel Campuzano, presidenta de la sección de Riesgo Cardiovascular de la SEC y responsable de la unidad de Rehabilitación Cardiovascular del Hospital Universitario Fundación Alcorcón, y Pilar Mazón, cardióloga en el Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, en un directo online emitido por la Fundación Española del Corazón. En él, los doctores se centraron en tres aspectos claves: la alimentación, el ejercicio y los fármacos.
Dieta mediterránea con aceite de oliva virgen extra
“La dieta tiene una importancia fundamental en el control de la diabetes, además de como hábito cardiosaludable en general”, señalaba en el encuentro online el cardiólogo Manuel Anguita, quien explicó que no solamente es la dieta fundamental para prevenir problemas cardiacos en cualquier tipo de persona sino que, además, en los pacientes con diabetes mellitus, ayuda a controlar esta enfermedad hasta el punto de poder incluso detener o enlentecer la progresión de la diabetes y disminuir la necesidad de fármacos antidiabéticos.
De ahí que sea clave seguir las orientaciones de la pirámide de la dieta mediterránea, en cuya base se encuentran las verduras, las hortalizas, el aceite de oliva, las frutas, los cereales integrales y lácticos desnatados o semidesnatados. Son los alimentos que debemos consumir a diario. Por el contrario, se aconseja no tomar, o al menos consumir de manera muy ocasional, grasas vegetales que no sean aceite de oliva, grasas animales y bollería industrial. Además, conviene intentar reducir la ingesta de carnes grasas y embutido, y dentro de las proteínas animales, procurar elegir los pescados, sobre todo los ricos en omega 3, y huevos, aunque no en una proporción muy alta.
Como explicó el Dr. Manuel Anguita, las evidencias de que seguir este tipo de alimentación mejora el pronóstico de los pacientes se manifestaron en el estudio Predimed, publicado en el New England Journal of Medicine, donde se compararon tres tipos de dietas: una dieta control, hipocalórica y saludable, y dos dietas mediterráneas, una suplementada con frutos secos y la otra con aceite de oliva. “Los pacientes que tomaron cualquiera de las dos dietas mediterráneas redujeron en un 30% los casos de infarto agudo de miocardio, ictus o muerte por enfermedad cardiovascular. Y cuando se analizó la mortalidad total por cualquier causa, se encontró que la dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva virgen extra la redujo casi en un 20%”, señaló.
Concretamente respecto a la diabetes se comprobó que, entre los pacientes diabéticos, la probabilidad de que no necesitaran tomar fármacos antidiabéticos fue de un 22% mayor entre quienes tomaban la dieta mediterránea suplementada en aceite de oliva virgen extra si se comparaba con los pacientes que tomaron la dieta hipocalórica clásica.
Ejercicio diario
Además de la dieta mediterránea, lo principal para tratar una diabetes es un estilo de vida saludable que incluya ejercicio diario y otras recomendaciones como no fumar, controlar el peso, la presión arterial, las glucemias -por debajo de 120 antes de comer y por debajo de 180 después de comer-, los niveles de colesterol y tomar la medicación, recordó la doctora Raquel Campuzano. “Si la dieta reduce en un 40% la mortalidad cardiovascular en diabetes, el ejercicio reduce otro 40% la mortalidad cardiovascular en pacientes diabéticos”, afirmó la presidenta de la sección de Riesgo Cardiovascular de la SEC.
Pero, ¿cuánto ejercicio hacer? ¿Y cuál es el más indicado? “Como mínimo deberíamos hacer 30 minutos de ejercicio todos los días, y no pasar más de 30 minutos sentados”, afirmó la Dra. Campuzano, que añadió que el tipo de ejercicio más indicado es el aeróbico (andar, bailar, nadar, bicicleta…), pero no debemos olvidar otro tipo de ejercicios como los de fuerza, que también ayudan a controlar la glucemia - el ejercicio con pequeñas pesas, como botellas de agua de medio litro, es un ejemplo-. También el ejercicio de flexibilidad (tai chi, pilates, yoga…) es necesario porque previene la sarcopenia y las caídas. Tanto este último como el de fuerza conviene realizarlo como mínimo dos veces a la semana.
Según señaló la Dra. Raquel Campuzano, es importante además hacer 10 minutos de calentamiento y otros 10 de recuperación; no comenzar y terminar bruscamente el ejercicio; evitar hacerlo después de las comidas o en ayunas; llevar siempre carbohidratos; controlar las pulsaciones tanto en reposo como en esfuerzo; y tomar unos 15 gramos de carbohidratos, repitiendo la glucemia 15 minutos después, si se notan síntomas de hipoglucemia. “Al empezar a hacer ejercicio todos los días, la glucemia va a bajar y es posible que tengamos que bajar nuestras unidades de insulina o nuestras dosis de fármacos”, afirmó Campuzano.
Fármacos
Aunque lo ideal es que se pueda controlar la diabetes con una buena dieta y ejercicio, en ocasiones necesitaremos también fármacos para mantener los niveles de glucemia bien controlados, señaló la doctora Pilar Mazón, quien recordó que desde 2015 las instituciones que regulan la comercialización de fármacos obligaron a que todos los nuevos medicamentos para la diabetes hicieran estudios para ver si eran seguros a nivel cardiovascular. “Desde entonces hay dos grandes grupos de nuevos fármacos que han demostrado que no solo disminuyen el nivel de glucosa en sangre sino que además actúan protegiendo órganos tan vitales como el corazón o el riñón”, afirmó la cardióloga Pilar Mazón.