El secreto de la eterna juventud no existe, pero si pudiéramos conseguir una salud cardiovascular a prueba de bombas, lograríamos vivir más años y con más calidad de vida. De ahí que la pregunta clave sea qué es lo que hace a un corazón rejuvenecer. ¿Hay algo que esté en nuestra mano hacer para que la edad biológica no sea la de nuestro DNI? La ciencia dice que sí.
Hace años que un estudio realizado por el Centro para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) concluyó que la mitad de los hombres y dos de cada cinco mujeres tenían un corazón cinco años mayor que el de su edad biológica. Y en ello juegan un papel fundamental los factores de riesgo cardiovascular. Atendiendo solo a uno de ellos, la hipertensión arterial, se podría decir que al menos 11 millones de españoles son más viejos que su corazón, ya que es el número de personas que sufren hipertensión en España. Y si lo que tenemos en cuenta es la diabetes, más de cinco millones de españoles mayores de 18 años -la población mayor de edad a la que se ha diagnosticado diabetes mellitus tipo 2- tendrían un corazón envejecido. Otros factores de riesgo, como la obesidad, el sedentarismo o fumar, hablarían de otros tantos millones de españoles cuyo DNI es más joven que su corazón.
El problema de esta situación es que no se trata de una cuestión numérica sino lo que ello conlleva: significa que si tenemos un corazón más viejo, aumentan nuestras posibilidades de sufrir un evento cardiovascular. De hecho, las calculadoras de riesgo cardiovascular tienen en cuenta precisamente hábitos de vida para averiguar si nuestro riesgo es alto o bajo: unos hábitos de vida saludables ayudan a reducir el riesgo, mientras que el tabaquismo, el sedentarismo, la obesidad, la hipertensión, los niveles altos de colesterol y la diabetes contribuyen a elevarlo.
De ahí que mantener los factores de riesgo modificables bajo control sea una manera de rejuvenecer nuestro corazón. Por eso es importante que incluyamos en nuestra rutina diaria hábitos saludables como una alimentación basada en la dieta mediterránea y a ser posible baja en calorías, mantenernos alejados del azúcar, la sal, el alcohol y sobre todo el tabaco, hacer ejercicio semanalmente -idealmente, a diario-, y vigilar nuestra presión arterial, los niveles de glucosa y también los de colesterol en sangre. De esa forma estaremos haciendo todo lo que está en nuestra mano para mantener una buena salud cardiovascular con la que vivir más y mejor.