El ejercicio físico es una de las principales herramientas con las que contamos para prevenir la enfermedad cardiovascular. Por el contrario, no practicarlo puede tener consecuencias para nuestro corazón, además de para la salud general. Concretamente, hay al menos siete enfermedades relacionadas con la inactividad física: la enfermedad coronaria, los ictus, la diabetes mellitus tipo 2, la hipertensión arterial, el cáncer, la demencia y la depresión. Por eso, como recuerda la dra. Lucía Rodríguez en este vídeo de #PACTOSportucorazón, la esperanza de vida puede descender hasta cinco años.
Según los autores del estudio The cost of inaction on physical inactivity to public health-care systems: a population-attributable fraction analysis, publicado en diciembre de 2022, en ausencia de cualquier cambio en la prevalencia mundial de la inactividad física, en los próximos años se producirán 234,6 millones de nuevos casos de hipertensión arterial y 216,7 millones de depresión y ansiedad. Tanto la hipertensión como la depresión y la ansiedad son importantes factores de riesgo cardiovascular que contribuyen a que la enfermedad cardiovascular aparezca.
Qué es el sedentarismo
Los expertos definen el sedentarismo o inactividad física como el incumplimiento de las recomendaciones de la OMS en esta área, que para los adultos se traducen en al menos 150 minutos por semana de ejercicio aeróbico moderado o intenso o al menos 75 minutos por semana de ejercicio vigoroso o un equivalente combinado.
La realidad es que un elevado porcentaje de la población, concretamente más de un tercio de los residentes de la Unión Europea, se encuentra en esta situación. Así lo concluye el estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que evidencia que la deficiencia de actividad física en los países de la Unión Europea causa más de 10.000 muertes prematuras al año.
Pero, ¿por qué la inactividad física resulta tan nociva para el organismo? Como explica Araceli Boraita, coordinadora del Grupo de Trabajo de Cardiología del Deporte de la Sociedad Española Cardiología (SEC), en este artículo, el sedentarismo es un factor de riesgo cardiovascular con tanto peso específico como el tabaquismo, la dislipemia o la hipercolesterolemia. La principal razón es que contribuye a la aterosclerosis, que puede acabar produciendo un infarto de miocardio o un ictus.
Pautas para combatirlo
- Caminar al menos una hora al día. Según los expertos, el ejercicio físico más básico, y que aporta muchos beneficios, es caminar al menos una hora al día. Ni siquiera hace falta que esa hora sea continuada. Es decir, los 60 minutos se pueden racionar y acumular, partiéndola en módulos a lo largo del día.
- Ejercicio aeróbico tres días a la semana. Si la forma física lo permite, lo ideal es hacer ejercicio aeróbico, como correr, montar en bicicleta, nadar o bailar, tres o cuatro días a la semana, en sesiones de 50 minutos.
- Ejercicios de tonificación muscular dos días a la semana. Los ejercicios de tonificación muscular también son muy beneficiosos. Especialmente si se enfocan en grupos musculares diferentes cada día.
- Escaleras en vez de ascensor. Además de la actividad deportiva, podemos aprovechar actividades cotidianas como subir las plantas del edificio de la oficina o de casa para hacerlo por las escaleras en lugar de coger el ascensor. Es un buen ejercicio que ponemos en práctica menos de lo que deberíamos. Si lo practicamos a diario, repercute positivamente en nuestra salud.
- Bajarse unas paradas antes en el transporte público. En caso de que usemos el transporte público, bajarse al menos una o dos paradas antes para poder caminar un tiempo hasta el punto de destino también es una buena opción.
Además de los beneficios cardiovasculares, el ejercicio físico ayuda a mejorar el estado muscular y la salud ósea, de forma que no solo contribuye a prevenir enfermedades sino que también mejora nuestra calidad de vida.