El alcohol ha sido durante mucho tiempo objeto de debate en cuanto a sus efectos sobre la salud, especialmente sobre los posibles beneficios del consumo moderado para la salud cardiovascular. Sin embargo, no existe evidencia científica que demuestre que la ingesta de alcohol sea beneficiosa para la salud cardiovascular, incluso en cantidades moderadas.
Los resultados de una reciente investigación, liderada por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), señalan que, en comparación con los bebedores ocasionales infrecuentes (es decir, las personas que consumen alcohol una vez al mes o menos), los bebedores de bajas cantidades de alcohol (hasta 20 g/día, equivalente a 2 cervezas o 2 copas de vino, por ejemplo) no tienen un menor riesgo de fallecer (por todas las causas), lo que aporta nuevas pruebas para refutar el mensaje de que beber alcohol en pequeñas cantidades podría ser beneficioso para la salud.
Por su parte, las últimas Guías de Práctica Clínica publicadas en 2021 por la Sociedad Europea de Cardiología sobre prevención cardiovascular recomiendan no consumir más de 100 gramos de alcohol a la semana. Esta cantidad puede significar distintas consumiciones dependiendo del tamaño, aunque, por norma general, cada consumición tiene entre 8 y 14 gramos de alcohol.
Uno de los mayores estudios sobre el consumo de alcohol y su carga en 195 países y territorios, publicado en 2018 en la revista científica The Lancet, concluye que no hay un nivel óptimo de consumo de alcohol seguro para la salud.
Riesgos del consumo de alcohol:
La Estrategia de Salud Cardiovascular publicada por el Ministerio de Sanidad en 2022 señala los efectos nocivos del alcohol sobre múltiples aspectos de la salud, tanto a nivel cardiovascular (riesgo de infarto e incremento de la hipertensión arterial, fibrilación auricular, miocardiopatía alcohólica o insuficiencia cardiaca), como no cardiovascular (cáncer, daño hepático, pancreático o desnutrición). Por consiguiente, el alcohol debe ser considerado un factor importante de riesgo cardiovascular.
1. Hipertensión: el alcohol puede elevar la presión arterial, un factor de riesgo significativo para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares.
2. Fibrilación auricular: el alcohol puede contribuir al desarrollo de fibrilación auricular, un trastorno del ritmo cardiaco que hace que los latidos sean irregulares y anormales. La fibrilación auricular puede producir coágulos de sangre que pueden viajar desde el corazón hasta el cerebro y causar un infarto cerebral.
3. Riesgo de enfermedad coronaria: el alcohol contribuye a la acumulación de placa en las arterias, lo que puede llevar a enfermedades coronarias.
Optar por un estilo de vida saludable, que incluya una dieta mediterránea, ejercicio físico y otras prácticas beneficiosas, es la mejor manera de proteger la salud cardiovascular.
Artículo actualizado el 31/07/2024