Desde que el pasado 30 de enero la Organización Mundial de la Salud declarara la existencia de un riesgo de salud pública de interés internacional, bajo las regulaciones del Reglamento Sanitario Internacional, por la extensión del coronavirus SARS- CoV-2, que produce la enfermedad COVID-19, las autoridades sanitarias han insistido en que las recomendaciones en materia de prevención son las más eficaces para evitar el contagio.
Desde el Ministerio de Sanidad recuerdan que la transmisión del nuevo coronavirus se produce por contacto estrecho con las secreciones respiratorias de la tos o el estornudo de una persona enferma, señalando que esta transmisión por el aire es poco probable si nos encontramos a uno o dos metros de la persona afectada. Por eso, para evitar que el virus se siga extendiendo, desde el Ministerio de Sanidad recomiendan lavarse las manos con frecuencia, evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca -las manos facilitan su transmisión-, y al toser o estornudar, cubrirse la boca y la nariz con el codo flexionado o con un pañuelo desechable.
Medidas para pacientes cardiacos
Seguir estas medidas de precaución es especialmente importante para los mayores de 65 años y los pacientes con enfermedades debilitantes previas como enfermedad coronaria, insuficiencia cardiaca y respiratoria, hipertensión arterial o diabetes. La razón es que este colectivo puede tener una respuesta inmune deficitaria por tener las defensas comprometidas, y eso puede complicar el cuadro clínico. Al mismo tiempo, el propio coronavirus puede empeorar la enfermedad coronaria al darse una infección respiratoria al igual que ocurre con otros virus respiratorios como la gripe.
“Cualquier infección, también la causada por el COVID-19, produce una sobrecarga para el corazón”, señala el Dr. Juan Cosín, presidente de la Asociación de Cardiología Clínica de la Sociedad Española de Cardiología (SEC). “Si un paciente presenta una enfermedad previa, como por ejemplo insuficiencia cardíaca, el corazón en esta situación empeorará su funcionamiento, lo cual puede producir una congestión (acumulo de líquido) en los pulmones, lo que complicará la respiración y probablemente el curso de la infección respiratoria, aumentando las probabilidades de complicaciones”, afirma.
Por otra parte, el Dr. Cosín explica que “se sabe que la infección por COVID-19, además de sobrecargar el corazón, puede producir un daño directo infeccioso/inflamatorio sobre el músculo cardiaco, lo que conocemos como miocarditis, que dependiendo de la afectación puede empeorar la función de bomba del corazón y empeorar el pronóstico del paciente”.
Pacientes afectados
Si se entra en contacto con el virus, pueden pasar hasta dos semanas antes de que aparezcan los síntomas tras la incubación. Estos son fiebre, tos y dificultad para respirar. En caso de que se haya regresado de alguna zona afectada y se tenga buen estado de salud, desde el Ministerio de Sanidad recomiendan llevar una vida normal. Pero si en los 14 días posteriores al regreso del viaje se desarrollan síntomas como los descritos, la recomendación es quedarse en casa y contactar con los servicios de salud telefónicamente llamando al 112.
Además, desde el Ministerio de Sanidad han habilitado teléfonos de información para resolver las dudas que puedan surgir.