La XXV Semana del Corazón apoya la celebración del Día Mundial Sin Tabaco 2009
- En España mueren cada año alrededor de 50.000 personas a causa del tabaco, lo que supone alrededor de 1.000 muertes semanales por esta causa.
- Es posible dejar de fumar y existen terapias de apoyo, incluso farmacológico, para superar los síntomas de ansiedad e irritabilidad que suele producir la abstinencia.
- Dejar el tabaco, combinándolo con un verdadero cambio de conducta y con un tratamiento farmacológico, logra cifras de éxito cercanas al 50%.
Coincidiendo con el Día Mundial Sin Tabaco 2009, la Fundación Española del Corazón (FEC), en el marco de la celebración de la XXV Semana del Corazón, tiene el objetivo de transmitir las consecuencias del tabaco en la salud cardiovascular.
El tabaco produce enfermedades cardiovasculares por su efecto aterogénico, es decir, provoca la aparición de aterosclerosis en las arterias del organismo incluyendo las arterias de las piernas, de los riñones y del corazón.
Este efecto repercute a la coagulación aumentando la viscosidad de la sangre, también incrementa el fibrinógeno y la activación plaquetaria; lo que provoca que aumenten las posibilidades de producirse trombos. Asimismo, aumenta la concentración de colesterol total, haciendo que se oxide y dañe la pared de las arterias, provocando aterosclerosis. Además, el tabaco causa inflamación del endotelio lo que también causa aterosclerosis.
Responsable de 50.000 muertes anuales
En España mueren cada año cerca de 50.000 personas a causa del tabaco, lo que supone alrededor de 1.000 muertes semanales por esta causa. En este sentido, el impacto del tabaco en la salud cardiovascular es elevado, ya que “la incidencia de la enfermedad coronaria es aproximadamente tres veces más elevada en los fumadores”, señala el Dr. Esteban López de Sá, secretario general de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
El tabaco es responsable de gran parte de las enfermedades respiratorias y cardiovasculares, y sin embargo, es el factor de riesgo con una solución más evidente. Su riesgo es proporcional al número de cigarrillos diarios y al número de años que se lleva fumando.
No obstante, “se puede dejar de fumar y existen terapias de apoyo, incluso farmacológico, para superar los síntomas de ansiedad e irritabilidad que suele producir la abstinencia”, señala el Dr. López de Sá. No obstante, la clave reside en querer, de verdad, dejar de fumar
¿Qué hago para dejar de fumar?
La Fundación Española del Corazón (FEC) te da las siguientes claves para sobrellevar mejor tu abandono del tabaco.
Para dejar de fumar: hay que fijar una fecha. Elaborar una lista de motivos para abandonar el tabaco y anotar cuántos cigarrillos se fuman y en qué circunstancias. El día previo a dejar de fumar hay que tirar el tabaco y los ceniceros que haya a nuestro alrededor.
Una vez que haya dejado de fumar, es necesario hacer ejercicio, calmar la ansiedad con agua, fruta o zumos y pedir ayuda a quienes nos rodean. Asimismo, resulta fundamental, consultar con el médico los apoyos farmacológicos que mejor se ajusten.
¿Qué ocurre si lo dejo?
- A los 20 minutos, la tensión y el ritmo cardíaco recuperan su nivel normal.
- A las 8 horas, sube la concentración de oxígeno y se reduce la de monóxido de carbono.
- De dos semanas a tres meses, mejora la circulación y la función pulmonar crece hasta un 30 por ciento.
- De uno a nueve meses, disminuye la tos y la falta de aliento.
- Al año el riesgo de padecer insuficiencia coronaria disminuye a la mitad.
Paciente ex fumador
Un paciente es ex fumador cuando lleva un año de abstinencia continua, es decir, sin fumar nada. “Sólo el 5% de los pacientes que intenta dejar de fumar por su cuenta lo consigue”, señala el Dr. López de Sá. No obstante, “si se combina un buen tratamiento intensivo de cambio de conducta con fármacos se pueden alcanzar cifras cercanas al 50%”, señala el experto.
En cuanto a las recaídas, “durante los primeros meses es fácil que ocurra, sin embargo, superado el primer año la cifra disminuye al 5%. Aunque nunca se debe bajar la guardia y un ex fumador nunca puede permitirse volver a dar una calada”, concluye el Dr. López de Sá.