Leches ricas en omega 3, yogures con bífidus, zumos con vitaminas y minerales… Seguro que todos los días consumes alguno de los llamados alimentos funcionales, esos que aseguran prevenir, o incluso curar, determinadas enfermedades. Pero, ¿sabes realmente cómo actúan en tu organismo?
Los alimentos funcionales son aquellos que contienen sustancias (fibra, minerales, vitaminas, ácidos grasos omega 3, antioxidantes, etc.) que pueden tener efectos beneficiosos en algunas funciones del organismo. Dichos componentes pueden estar presentes en el alimento de forma natural, como es el caso de los frutos secos, o ser consecuencia de un proceso de elaboración. En el caso este segundo grupo de productos, durante su tratamiento se procede a eliminar determinados elementos o sustituirlos por otros más 'beneficiosos'. Las ventajas que se obtienen pasan por la mejora del equilibrio de la flora intestinal, la reducción del colesterol, las propiedades antioxidantes hasta el fortalecimiento del sistema inmunológico.
Aprende a identificarlos
Los alimentos funcionales ocupan cada vez más espacio en las estanterías de los mercados. Estos son algunos:
- Leche baja en lactosa, enriquecidas en vitaminas o calcio, leche desnatada con fibra soluble, leche con omega 3, etc.
- Alimentos probióticos y prebióticos: yogures y zumos y leches fermentadas
- Zumos con vitaminas y minerales
- Barritas energéticas
- Galletas con fibra
- Cereales con fibra y minerales
- Huevos ricos en ácidos omega 3
- Fiambres bajos en sal o en grasas.
- Margarina enriquecida con esteroles vegetales
- Sal yodada
¿Son realmente necesarios?
Estos productos no son indispensables en sí mismos. Solo pueden ofrecer beneficios a la salud si su consumo está acompañado de un estilo de vida saludable, es decir, si se convierten en un complemento a una alimentación equilibrada, la práctica del ejercicio y el abandono de hábitos perjudiciales. “Si una persona sana ya ingiere todos los nutrientes que necesita, no hace falta recurrir a esta nueva categoría de alimentos, aunque en determinadas circunstancias pueden sernos de suma utilidad”, asegura Joima Panisello, directora general de la Fundación para el Fomento de la Salud (Fufosa). Debe quedarnos muy claro que una persona que deba bajar sus niveles de colesterol no lo conseguirá solo por el hecho de comer un yogur o una margarina con esteroles. De hecho, antes de consumir este tipo de alimentos deberíamos consultar al especialista para que nos aclare cómo complementar su ingesta con un estilo de vida saludable y obtener así resultados positivos.
Otro aspecto a tener muy cuenta es que si consumimos muchos alimentos enriquecidos con nutrientes corremos el riesgo de que nuestro cuerpo tenga exceso de los mismos y su efecto positivo no se produzca.
En conclusión, los alimentos funcionales:
- Deben consumirse dentro del contexto de una alimentación sana
- No curan ni previenen enfermedades por sí mismos
- Nunca deben consumirse como sustitutos de una dieta equilibrada
¿Y tú qué opinas sobre los alimentos funcionales? Cuéntanos cómo los consumes y cuál es tu experiencia si los has incorporado a tu dieta.