Pocos meses después del descubrimiento de Roentgen, y serenados los primeros entusiasmos científicos, se consigue la primera imagen del órgano al que se considera motor de la vida. En la segunda entrega del post abordamos este y otros aspectos de la historia de este método diagnóstico.
El 28 de diciembre de 1895 Roentgen publicó por primera vez sus descubrimientos. Dichos hallazgos tuvieron una difusión y una repercusión extraordinaria en el mundo científico trascendiendo rápidamente a toda la población general: muy rápidamente, la prensa internacional se hizo eco del trascendental descubrimiento para fascinación de muchos y enriquecimiento de algunas gentes sin escrúpulos que hicieron mal uso y abuso de los rayos que ya por aquel entonces empezaron a conocerse como los 'rayos roentgen'.
Francis Williams, el "primer radiólogo americano"
Numerosos médicos en Europa y Estados Unidos, comprendieron las implicaciones y consecuencias del descubrimiento de Roentgen. Entre ellos estaba Francis Williams, un internista de Boston que decidió aplicar los novedosos 'rayos' en el estudio y diagnóstico de las enfermedades de los pulmones y el corazón (a pesar de la reticencia inicial de algunos colegas que insistían en que no reconocían en las primera radiografía los distintos órganos de la cavidad torácica).
Así, pocos meses después del descubrimiento de Roentgen, y serenados los primeros entusiasmos científicos, Francis Williams, pudo por primera vez y con ayuda de la fluoroscopia, aplicar los rayos X al corazón para así obtener la primar imagen del órgano al que se le considera motor de la vida. Se trataba de un varón con dilatación cardiaca y la imagen de su corazón enfermo pudo radiografiarse incluso a través de dos camisas y un chaleco que el enfermo llevaba puestos.
Tanto fue el interés y la insistencia de Williams que, hasta que el Boston City Hospital habilitó para él una pequeña habitación en el edificio en 1986, trasladaba a los pacientes hasta los laboratorios Rogers en el Instituto de Tecnología de Massachussets. Se calcula que examinó o trató, en 19 años, 150.000 pacientes y que, gracias a su trabajo en colaboración con el Dr. William Rollins (que era su cuñado), diseñó un gran número de dispositivos relacionados con la radiología y destinados a mejorar la seguridad tanto de los pacientes como del propio personal sanitario. Por otra parte, Williams avanzó en el terreno del uso de la radiología no solo como método diagnóstico sino como agente terapéutico en patologías como la leucemia o los problemas dermatológicos. Con el paso del tiempo, Williams ha sido considerado el primer radiólogo americano y el libro de texto que escribió en 1901 'Los rayos Roentgen en medicina y cirugía', uno de los textos más leídos y respetados en la Medicina americana.
El primer tratado de Radiología Cardiaca
Paradójicamente, el estudio radiológico no despertó un gran entusiasmo inicial e incluso figuras tan relevantes de la Medicina, como Sir James Mackenzie, llegaron a poner en duda los beneficios diagnósticos que podrían obtenerse con imágenes directas del corazón captadas mediante la técnica de Roentgen.
Hubieron de pasar algunos años hasta que, en 1933, se publicaran tres interesantes artículos en el prestigioso British Medical Journal avalando las bondades de la radiología cardiaca para el estudio de las enfermedades del corazón. En 1937, Roesler publicó el primer tratado de Radiología Cardiaca en el que sentaban las bases metodológicas y diagnósticas que han servido para el desarrollo que la técnica, en materia de Cardiología, ha experimentado hasta nuestros días.
La fluoroscopia vino a complementar de manera extraordinaria el diagnóstico radiológico cardiovascular: se constituyó en la piedra de toque para el desarrollo de nuevas técnicas que han permitido observar perfectamente la dinámica del corazón y seguir el curso de los catéteres en las exploración cardiaca dinámica y perfilar el calibre de las arterias coronarias y los flujos de sangre a través de las cámaras cardiacas.
Roentgen, un apellido para la historia
Wilhelm Konrad Roentgen era el único hijo de un fabricante de tejidos nacido en Lennep en 1945. Tuvo una vida tan fecunda como azarosa, recibiendo en 1901, como tributo a sus aportaciones biomédicas, el Premio Nobel de Medicina. No parece ser que fuera un estudiante brillante mientras cursaba estudios de filosofía en la Universidad de Utrecht, de donde fue expulsado por encubrir a uno de sus compañeros que había hecho una caricatura desafortunada de uno de los intolerantes profesores. Más tarde logró graduarse en ingeniería mecánica trasladándose a Estrasburgo donde impartió clases en el Instituto de Ciencias Físicas. En 1984 fue nombrado rector de la Universidad de Würzburg donde realizó la mayor parte de sus investigaciones.
No todo fueron parabienes en la vida de Roentgen. Las privaciones de la Primera Guerra Mundial, el fallecimiento de su esposa en 1919 y las acusaciones de sus detractores (imputándole la apropiación indebida de su descubrimiento a favor de su ayudante) le hicieron retirarse poco a poco de la escena pública y académica amargándole los últimos años de su vida. Falleció en la ciudad de Múnich en 1923, pero su ingente obra pervivirá para siempre.
Autor
Dr. José Luis Palma Gámiz
Vicepresidente de la Fundación Española del Corazón
Twitter: @jlpalmagamiz