Son aparatos capaces de mantener el latido cardiaco cuando fallan los mecanismos que marcan el ritmo del propio corazón. Su seguridad y eficacia para tratar los síntomas y riesgos de los ritmos cardiacos lentos hacen de ellos un recurso terapéutico imprescindible en la actualidad que salva miles de vidas al año.
El corazón produce constantemente y de forma regular impulsos eléctricos que viajan a través de las vías eléctricas del corazón. Estos impulsos provocan la contracción del músculo cardiaco que bombea la sangre a través del cuerpo. Las contracciones se perciben como latidos y el paso de la sangre por las arterias como 'pulso' en los lugares superficiales donde se puede palpar.
El sistema eléctrico o 'marcapasos' natural del corazón puede dañarse y hacer que los impulsos no se generen con suficiente rapidez o se produzcan retrasos o bloqueos en el sistema de conducción. Este tipo de enfermedades se manifiestan por menor número de latidos de los normales y pulso lento, lo que se llama bradicardia, o incluso ausencia total de latidos durante un tiempo generalmente breve. Estas alteraciones pueden ser permanentes o aparecer de forma ocasional y producen síntomas como cansancio, mareos, pérdidas de conciencia, falta de respiración, dolores en el pecho, palpitaciones, embotamiento y dolores de cabeza. El tratamiento de estos procesos con pulso lento es la implantación de un marcapasos.
Detectores de latidos
Los marcapasos son aparatos eléctricos, como un miniordenador, que son capaces de detectar los latidos cardiacos propios y de emitir pequeñas descargas eléctricas que hacen latir el corazón cuando los impulsos propios faltan o son demasiado lentos.
Un marcapasos consiste en un pequeño dispositivo llamado generador, de unos cuatro centímetros de diámetro y unos milímetros de grosor, que contiene un pequeño circuito eléctrico y una pila que le suministra la energía. Al generador se conectan uno, dos o, a veces, tres cables muy finos, llamados electrodos, que se llevan hasta las cavidades del corazón. Los electrodos pueden 'sentir' o detectar los latidos propios y transmitir las descargas del generador que estimulan el corazón cuando hace falta.
Para poner un marcapasos es necesaria una intervención quirúrgica que se suele hacer con anestesia local, con el paciente despierto. La operación dura una o dos horas, pero el tiempo es variable en cada enfermo. Como cualquier intervención quirúrgica puede tener complicaciones, pero muy poco frecuentes.
¿Dónde se coloca?
El generador se implanta habitualmente en el tórax, debajo de la piel, justo debajo de una de las clavículas y, a veces, en el abdomen. Los cables se colocan por una vena a través de la cual llegan al corazón.
Y después...
Tras la implantación y después de los primeros días de recuperación, se puede hacer una vida normal e incluso más activa que antes si estaba limitada por los síntomas. Sólo hay que evitar golpes, movimientos bruscos, rozaduras o cualquier actividad que pueda dañar localmente el dispositivo.
Una vez colocado, el marcapasos se puede ajustar, revisar y programar en las mejores condiciones desde el exterior del paciente, mediante un ordenador llamado programador, que conoce y maneja el médico que realiza las revisiones.
Recambio
En un determinado momento de la vida del marcapasos se indicará el recambio del generador porque la pila se ha agotado. La batería de los marcapasos puede durar entre cinco y diez años, dependiendo de sus características y de la utilización permanente o intermitente que precise el paciente. Se va agotando de forma gradual, lo que se detecta en las revisiones periódicas, por lo que da tiempo a programar el recambio. Para hacer esta sustitución es necesario operar de nuevo, pero sólo se cambia el generador, los cables se mantienen, a no ser que se haya detectado algún fallo en los mismos. Esta intervención es similar a la primera pero más sencilla y corta.
Los marcapasos están protegidos frente a las interferencias externas y permiten utilizar sin riesgo la mayoría de los aparatos eléctricos de uso común. Sólo se pueden ver afectados por campos electromagnéticos fuertes que se utilizan en algunos trabajos especiales y en determinadas pruebas y tratamientos médicos como la resonancia magnética. En otras situaciones menos comunes la interferencia suele ser momentánea y desaparece al alejarse de la fuente. Al pasar por los arcos de seguridad hay que advertirlo ya que se detectará como un objeto metálico y, si se tiene alguna duda sobre si ha podido ocurrir algún problema, hay que consultarlo con el médico. En cualquier caso el funcionamiento idóneo se puede volver a programar en la siguiente revisión.
Si eres portador de marcapasos, ten en cuenta que...
- Tienes que advertirlo cuando vayas al médico o te realicen procedimientos diagnósticos o terapéuticos.
- Debes acudir al médico si tienes el pulso lento o aparecen los síntomas previos a la implantación del marcapasos.
- Has de consultar con el médico si aparece fiebre persistente sin causa aparente o alteraciones de la piel en la zona de implantación del marcapasos.
- Es necesario seguir tomando la medicación para otras enfermedades del corazón o generales y seguir revisiones por un médico o cardiólogo.
- Es importante acudir a las revisiones periódicas programadas, aunque no se noten síntomas. Es la única forma de controlar el estado del marcapasos y de la pila.
- Hay que recordar llevar siempre la tarjeta de identificación del marcapasos.
Autora
Dra. Isabel Rayo. Servicio de Cardiología. Hospital Ramón y Caja. Madrid
Artículo publicado en el número 58 de la Revista 'Corazón y Salud'