Hace 25 días, Luis Marcos, un técnico de electricidad de 46 años, se encontraba en su trabajo, moviendo unas piezas junto a sus compañeros, cuando sintió un dolor muy fuerte en el pecho. Salió a la calle para ver si recuperaba el aliento, pero no consiguió sobreponerse. No tardó en identificar lo que le pasaba.
"Cada vez me costaba más respirar y tenía las yemas de los dedos muy frías. Enseguida reconocí los síntomas porque gente de mi entorno ya había pasado por eso. Les dije a mis compañeros que llamaran al SAMUR porque me estaba dando un infarto", cuenta Luis. Ya en la ambulancia le confirmaron que estaba teniendo un problema cardiaco, pero no perdió la calma. "Aunque en un primer momento te asustas, los profesionales sanitarios te transmiten mucha tranquilidad cuando te dicen que, a pesar de lo que te está ocurriendo, lo están controlando con medicación. Me llevaron a Urgencias, pasé en la UCI 48 horas y, ya en planta, donde estuve un día, me explicaron con detalle qué me había ocurrido y por qué. Se agradece muchísimo que te den toda clase de explicaciones porque así eres más consciente de lo ocurrido y de cómo hacer para evitarlo, que es la segunda parte", cuenta Luis.
Pionero en Mimocardio
Él es uno de los primeros pacientes que ha formado parte de Mimocardio, el proyecto recién instaurado en el Hospital Universitario La Paz de Madrid, como prueba piloto, que tiene como objetivo complementar a las unidades de rehabilitación cardiaca para mejorar el control de los factores de riesgo y la calidad de vida del paciente. Según ha explicado el doctor Leandro Plaza, presidente de la Fundación Española del Corazón, la aplicación de programas educativos como este ha demostrado tener beneficios como la reducción de la mortalidad por cualquier causa en un 20% y la mortalidad cardíaca en un 26%. ¿La razón? Que la cercanía de los profesionales sanitarios a los pacientes que aporta este proyecto y su compromiso para darles información necesaria de manera simple y educativa para que se responsabilicen de su enfermedad, ayuda a que estos tomen las riendas de su salud cardiovascular e incorporen rutinas beneficiosas para su corazón sin esfuerzo.
"Ahora sé que no pasa nada si un día me excedo en la comida, pero que por normal general debo eliminar las grasas. O que no es malo, incluso es beneficioso, tomarse un par de cervezas pero no más. Sé cuáles son mis limitaciones, pero sobre todo sé el por qué, que es mucho más efectivo. Nadie me ha dicho que deje de fumar, pero sí lo que hace el tabaco en mis arterias, y ahora ya no fumo ni un cigarro", explica.
"El futuro de personas como yo, que hemos sufrido un problema cardiaco, depende de cosas muy básicas como cambiar la alimentación, aumentar el ejercicio, eliminar los malos hábitos y seguir el tratamiento. Pero si no me hubieran explicado por qué hay que hacer todo eso, en qué consiste el ateroma que me provocó el infarto por ejemplo y qué lo causó, me resultaría más difícil seguir esos hábitos. Por eso creo que la comunicación con médicos y enfermeros es fundamental para incluir rutinas cardiosaludables en tu vida después de un infarto", explica Luis Marcos. "Para mí, lo más importante es que como te explican todo muy bien y te dan herramientas para que sigas informándote y resolviendo dudas una vez recibida el alta, como la web, vas acabando con tus miedos. E incoporando más hábitos saludables a tu día a día", concluye.
El proyecto Mimocardio se implantará, en una primera fase, en 70 hospitales a lo largo de toda la geografía española.