El corazón de hombres y mujeres responde de manera diferente ante el estrés mental. Según los expertos, esta variación habría que tenerla en cuenta a la hora de prescribir un tratamiento.
El estrés crónico no es bueno para nadie. A la larga puede provocar hipertensión, insuficiencia cardíaca, diabetes, obesidad, depresión, ansiedad, afecciones de la piel –como acné o eczema– y problemas menstruales. Sin embargo, puede tener unas consecuencias aún peores para la salud de las mujeres. Y es que ellos y ellas tienen diferentes reacciones cardiovasculares y psicológicas ante situaciones de estrés mental. Esa es, al menos, la conclusión de una investigación elaborada por el Duke Heart Center –una de las instituciones médicas más prestigiosas de Estados Unidos– publicada recientemente en la revista Journal of the American College of Cardiology.
El experimento analizó la respuesta de 56 mujeres y 254 hombres diagnosticados con enfermedades cardiovasculares. Después de someterse a una batería de pruebas, los participantes llevaron a cabo tres tipos de tareas mentales estresantes, seguidas de una prueba de esfuerzo. En el intervalo entre las tareas de estrés mental y los períodos de descanso, los investigadores realizaron a los sujetos una ecocardiografía para estudiar los cambios que se habían producido en el corazón. Además, les tomaron muestras de sangre y midieron la presión arterial y la frecuencia cardiaca. La conclusión es que mientras que los varones presentaban más cambios en la presión arterial y la frecuencia cardiaca en respuesta al estrés mental, las mujeres experimentaban isquemia miocárdica, es decir, una disminución del flujo de sangre al corazón. Además, ellas también sufrían un aumento de la agregación de plaquetas –que es el comienzo de la formación de coágulos de sangre– con mayor frecuencia que los hombres. Por último, las mujeres también expresaron un mayor aumento de las emociones negativas y una disminución mayor de las emociones positivas en las pruebas de estrés mental.
La relación entre el estrés mental y la enfermedad cardiovascular se conoce desde hace tiempo. Sin embargo, con este estudio "se revela que el estrés mental afecta a la salud cardiovascular de varones y mujeres de manera diferente", dice Zainab Samad, autor principal de la investigación. Por ello, sostiene, "tenemos que reconocer esta diferencia en la valoración y el tratamiento de los pacientes de enfermedad cardiovascular". En este sentido, Samad cree esencial llevar a cabo más estudios para probar la asociación de las diferencias sexuales en la respuesta del corazón al estrés mental. "Este estudio también pone de relieve la insuficiencia de las herramientas disponibles para la predicción de los riesgos, que en la actualidad no logran medir toda una faceta de riesgo, es decir, el impacto de las respuestas fisiológicas negativas al estrés psicológico en ambos sexos, y especialmente entre las mujeres". Avanzar en este tipo de investigaciones mejorraía el bienestar de todos: el 60% de las jornadas de trabajo perdidas se deben al estrés laboral según la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA). Además, el organismo también asegura que las bajas relacionadas con el estrés suelen ser más prolongadas.
7 signos de alerta
1. Síntomas mentales. Dificultad para concentrarse, mal humor, nerviosismo y ansiedad, preocupación excesiva, agitación, tensión y sensación de aislamiento o agobio.
2. Agotamiento, dolor de cabeza, tensión muscular, sensación de falta de energía, sequedad bucal, problemas gástricos, diarrea o estreñimiento, náuseas, vértigo y pulso cardíaco rápido.
3. Ojo con los hábitos. Cuando estamos en una época de estrés, el nerviosismo puede descompensar nuestras necesidades más básicas: comer o dormir en exceso o muy poco pueden ser signos de estrés.
4. Dejadez y excesos. Cuando las preocupaciones acaparan todo el pensamiento, podemos abandonarnos en nuestra manera de vestir e incluso en la higiene o abusar de sustancias como el alcohol, el tabaco o los tranquilizantes.
5. Malestar general. En situaciones de estrés, el cuerpo aumenta la producción de cortisol y adrenalina, lo que puede dar lugar a modificaciones del ritmo cardiaco, de la presión sanguínea, el metabolismo y la actividad física.
6. Pesimismo. Algunas personas, cuando están estresadas, tienden a pensar de forma pesimista e, incluso, recuerdan un evento traumático ocurrido en el pasado.
7. Miedos incontrolables. En casos extremos pueden aparecer sensación de pánico o miedos que no se pueden controlar.
Artículo publicado por Rubén Márquez en el número 117 de la revista Salud y Corazón